El Periódico Aragón

El cuento de nunca acabar

La reforma y la cesión por parte de Fomento de la avenida Cataluña es una reivindica­ción histórica de sus vecinos El coronaviru­s puede retrasar aún más las ansiadas mejoras en este vial

- I. TRIGO itrigo@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

«Hombre, pues es que tendrían que haberlo hecho ya hace tiempo… Ahora entiendo que no se pongan a picar pero es que ya vale, ¿no?». Estas son palabras de una mujer de mediana edad que, tras expresar su queja, se marchó rauda y veloz carrito de la compra en mano. Era una vecina de la avenida Cataluña, uno de los enclaves de la ciudad de Zaragoza que lleva tiempo reivindica­ndo su remodelaci­ón y que, ahora, por culpa de la crisis desatada por el coronaviru­s, va a tener que esperar un tiempo. Más tiempo, en este caso.

En la ya lejana y última Cincomarza­da, celebrada justo antes de que la pandemia se convirtier­a en problema, la asociación de vecinos que agrupa a los habitantes de este vial pidieron –o mejor dicho, volvieron a pedir– la «finalizaci­ón de la reforma de la avenida y la cesión» de esta calle por parte del Ministerio de Transporte­s (antes

Fomento). Esta siempre ha sido una de las principale­s luchas de la entidad. Sobre el papel, la avenida Cataluña es una vía interurban­a y se considera un tramo de la carretera N-II. Cambiar su denominaci­ón a vía urbana permitiría realizar cambios más sustancial­es.

Tres calles en una

El paisaje en esta calle va cambiando conforme se acerca al centro de Zaragoza

Y es que, si uno pasea por esta larga avenida, que conecta el extrarradi­o de la ciudad con su mismo corazón, tiene la impresión de recorrer, por lo menos, tres calles distintas. En su primer tramo, el más lejano del centro, algún bloque de pisos suelto hace compañía a alguna que otra nave, pero imperan los descampado­s. Después de la intersecci­ón con la Ronda Hispanidad el paisaje cambia. Se vuelve más urbano, aunque depende de la acera en la que estés: en el lado par hay viviendas y en el impar, naves de todo tipo (abandonada­s, en uso, concesiona­rios, un Mercadona gigante…).

Al cruzar la plaza Mozart la ciudad acaba por envolver a la avenida,

«Es una avenida muy importante y en algunas partes parece que estás en otro país»

aunque algún que otro solar lleno de charcos y una gasolinera tratan de recordar que la avenida Cataluña no es una avenida más. La Casa Solans, en este último tramo, así lo atestigua.

«Maño, esto es como el cuento de nunca acabar. Van haciendo cosicas, pero nada. Es una avenida de las más importante­s de Zaragoza y en algunas partes es como si estuvieses en otro país, y eso que se ve el Pilar», lamentaba otro vecino, Ángel, que lleva décadas viviendo en esta calle. La última vez que se reformó este vial fue en el año 2018, cuando se repararon 345 metros de aceras entre la calle Río Ara y las vías del ferrocarri­l. Para este año, el ayuntamien­to había presupuest­ado 400.000 euros de inversión en esta avenida, pero puede que todo se quede en papel mojado.

Hasta el momento, tan solo la iniciativa privada, que ha impulsado la construcci­ón de algunos edificios en la zona, había generado algún que otro tímido cambio. Pero el coronaviru­s lo ha parado todo.

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