El Periódico Aragón

Acaba de dar Paco Herrera

Su carrera deportiva por concluida tras una fugaz etapa en el cuerpo técnico del Birmingham. Nacido en Barcelona (2-12-1953), fue un centrocamp­ista físico que dio el salto a los banquillos y que dirigió a 14 clubs profesiona­les distintos. Es el técnico co

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—Ha estado en el cuerpo técnico del Birmingham, cargo que dejó en enero. Ahora ya es el momento de la retirada, ¿no?

—Sí, es la definitiva, ya lo había sido el verano pasado, pero me llamó un amigo, Josep (Clotet), y tal como me lo pidió me parecía que estaba bien y era una buena experienci­a trabajar en la sombra. Han sido muchos años ya. Empecé como jugador profesiona­l en 1972, con 18, ha sido una carrera muy larga sin duda. El fútbol es mi vida y cuando piensas que ha llegado el momento del adiós tienes que tomar la decisión. Además, si no la tomo, mis hijas y mi mujer me matan. Ellas siempre han sabido que había dos motores en mi vida, una era mi familia y la segunda era el fútbol.

—Ha sido jugador, entrenador, miembro del cuerpo técnico y hasta director deportivo… ¿Qué le llenó más?

—Por tiempo, mi sitio ha sido el banquillo, pero porque no podía continuar jugando al fútbol. Donde más feliz y satisfecho me sentí fue sobre el terreno de juego. Ahí fue donde más me divertí y disfruté. Yo me retiré con 33 años porque vi que llegaba el momento, hubiera podido continuar algo más, pero siempre fui muy exigente conmigo mismo y veía que ya bajaba el nivel.

—Fue centrocamp­ista.

—Sí, de los de trabajo y sacrificio, de ida y vuelta, un box to box que dicen ahora. Y solía hacer goles, en el Badajoz, donde estuve más años y se quedó ya mi residencia, soy el segundo máximo goleador de la historia, siendo un jugador de mediocampo. Por cierto, mi debut en Primera con el Sporting fue contra el Zaragoza.

—En los banquillos ha dirigido a 14 equipos profesiona­les distintos, algunos dos veces, como el

—Todos tenemos un equipo. Si le preguntas a Víctor, seguro que dirá el Zaragoza. Siempre he tenido muy claro que es el Badajoz, fue mi primera experienci­a en el banquillo y conseguí subirlo a Segunda. Y hay otros dos que me han marcado, el Celta y Las Palmas, tras ascender a Primera.

—En ellos se quedó para dirigirlos ahí, en etapas muy breves y también estuvo muy poco tiempo en el Numancia en la élite. ¿Le molesta ser considerad­o un entrenador de Segunda?

—Es que es así, es totalmente cierto. Siempre di por hecho que me manejaba bien en Segunda y no me molestaba que me catalogara­n así. Las oportunida­des en Primera fueron consecuenc­ia del ascenso y la del Numancia fue porque llegué a mitad de temporada para salvarlo en Segunda, regresé a casa y al año siguiente Lotina lo subió, no continuó y me llamaron a mí. Siempre dirigí equipos en la élite recién ascendidos y hay muy poca paciencia por la necesidad de no bajar. Y, además, siempre mantuve a esos equipos en la zona de abajo, pero salvados. No tuve la suerte de que quien decidía tuviera la paciencia de dejarme seguir trabajando.

—Ese ascenso con Las Palmas en la temporada 14-15 se lo quitó al Zaragoza, del que se había marchado un año antes.

—Son cosas del fútbol, casualidad­es. Yo dejé muy buenos amigos en esa ciudad y en esa semana del playoff bromeábamo­s de la que nos había caído encima. Me llevé una gran alegría al subir con Las Palmas, pero fui feliz en Zaragoza y no sentí ni revancha ni nada parecido. Al ser tan reciente mi salida de allí, conocía a muchos jugadores y al propio entrenador, a Ranko (Popovic), con el que tengo una amistad de hace muchos años, también ahora con su hijo, que es agente en Inglaterra. Por todo en general me dolió que el Zaragoza no subiera entonces, porque además también lo merecía mucho.

—Aquel día en el estadio de Gran Canaria marcan el 2-0 a falta de siete minutos. La impresión era que, tras haberlo pasado muy mal, el Zaragoza iba a aguantar la ventaja del 3-1 de la ida. —Pues yo no sé por qué, pero estaba muy tranquilo y tenía la sensación de que iba a llegar el 2-0. Quizá porque había vivido un ascenso hacía poco en Vigo, pero no tuve intranquil­idad ni insegurida­d. Sin embargo, sí tengo claro que el partido estuvo en el cabezazo de Dorca al larguero. Con ese gol, el encuentro hubiera tomado otros derroteros, no habríamos sido capaces de hacer tres más, no habría sido posible.

—Va al Zaragoza en el verano del 2013, antes de que Agapito Iglesias anuncie que Jesús García Pitarch es el director general.

—A mí me llamó Agapito. Cuando firmo por el Zaragoza lo hago con él. Y a los cuatro días me entero de que ha firmado García Pitarch y no sabía nada de eso.

—¿Cree que pagó no ser el entrenador del director general?

—No lo sé. Sí que creo que el equipo venía de un palo muy duro, de un descenso muy traumático tras una nefasta temporada. Eso necesita tiempo para curar heridas, para hacer un bloque, y no lo tuve. Entiendo que hay necesidade­s y urgencias, lo que implica la historia, pero no me lo dieron.

—¿Qué recuerdos le quedan de Agapito y Pitarch?

—Muy pocos. Lo dejamos ahí.

—El Zaragoza comienza el curso

 ?? EFE / QUIQUE CURBELO ?? Numancia y Las Palmas. ¿Hay alguno especial?
Paco Herrera, durante una rueda de prensa.
EFE / QUIQUE CURBELO Numancia y Las Palmas. ¿Hay alguno especial? Paco Herrera, durante una rueda de prensa.

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