Enrique Vinués Escanero
MAESTRO INDUSTRIAL Y SINDICALISTA DE UGT
El pasado 6 de abril el móvil nos sobresaltó con una noticia: Enrique Vinués había muerto. La bacteria que le infectó acabó con su débil corazón, maltrecho desde hacía unos años. Sabíamos de su dolencia, pero era inimaginable el desenlace. Todos creíamos que su resistencia y su optimismo la podrían doblegar.
Nacido el 29 de mayo de 1944 en Perdiguera, Enrique representa ese trabajador cualificado de estos últimos cuarenta años: maestro industrial por la antigua Institución Virgen del Pilar, empleado primero en Ilasa, Talleres Gálvez y Avesto, desarrolló la mayor parte de su vida profesional, desde el año 1978 hasta su jubilación, en Nurel.
Concienciado desde sus orígenes y comprometido con el movimiento sindical, fue miembro de su comité de empresa, responsable de la sección sindical de UGT en Nurel. Secretario general de la Federación del Textil y de Organización, en la Federación de Industrias Afines, así como secretario general de la Unión Provincial de UGT-Zaragoza y secretario de administración de la Comisión Ejecutiva Regional de UGT-Aragón desde 1998 hasta 2002. Entregado a su organización en la que militó desde los años setenta, asumió todas las responsabilidades que le permitió conciliar con su trabajo en la empresa, hasta más allá de su jubilación.
Allí donde estuvo sembró cercanía, generosidad y cariño. Predispuesto siempre a la conversación y el debate, defendió con vehemencia sus convicciones, independientemente del sentir imperante. Su personal criterio expresó siempre ese sentido común innato en las personas forjadas en el trabajo sindical y la negociación colectiva de empresa. El hueco dejado entre los amigos se notará, más si cabe, en las tertulias de los lunes, donde era asiduo desde sus comienzos.
Amante de su pueblo y de sus vecinos, orgulloso de su familia, de su mujer y de sus hijos, cuidó esmeradamente a quienes le rodeaban y fue querido y respetado por todos.
Te fuiste pronto compañero, y no podemos abrazarnos con los tuyos en el consuelo, pero siempre nos quedará el recuerdo de tu sonrisa y el buen hacer de tu compromiso.
Nunca escuché hablar mal de Enrique. DEP.