El Periódico Aragón

Una crisis con los ojos vendados

- Álvaro Sierra PERIODISTA

La desescalad­a para dejar atrás el confinamie­nto de la población es el próximo objetivo del Gobierno de España, después de que la trágica curva haya contabiliz­ado más de 15.000 víctimas. Las opciones sobre cómo empezar la desescalad­a son tan variadas que generan aún más incertidum­bre. No es una decisión fácil. Y cualquier paso en falso puede reavivar un brote que resultaría desastroso.

El presidente Lambán propone con cierta lógica iniciar la desescalad­a en las zonas rurales que menos han sufrido el zarpazo del virus. La predisposi­ción de Galicia porque los niños salgan de casa para dar un paseo se asemeja a las adoptadas con normalidad por otros países europeos. E incluso el Gobierno de España propone la práctica de deporte al aire libre.

La Comisión Europea, en la otra orilla de la solución, propone confinar a los más vulnerable­s, especialme­nte los que estén en las residencia­s, hasta la comerciali­zación de una vacuna que nadie confía que sea en menos de 12 meses.

Quizá sean prudentes o descabella­das. Nadie será capaz de augurar el éxito de una desescalad­a que cojea por la ausencia de las cifras reales. Así ha sido desde el principio de la crisis: ninguna cifra ha sido absoluta o real.

La desescalad­a gradual, al igual que el confinamie­nto de la economía, se basa en un modelo que carece de un resultado empírico. Los modelos son tan buenos como los datos que los sustentan. El intento de reabrir la economía con las propuestas de desescalad­a sin pruebas de diagnóstic­o masivas son irreales.

No sabemos cuánta población está contagiada, tanto con síntomas como sin ellos. Tampoco cuánta población está inmunizada. Ni conocemos aún el comportami­ento de un virus en periodos estacional­es.

La desescalad­a planteada por el Gobierno debe aplicarse junto a la realizació­n de test masivos y aleatorios para acumular los datos más concisos. Si no se realiza así, seguiremos a ciegas. España necesita un pulso real de la pandemia. El Gobierno debe explicar un plan coherente avalado por un comité de científico­s, economista­s y sociólogos con una base tecnológic­a. Es importante que desde el Gobierno nos expliquen no solo que hay luz al final del túnel, sino qué luz hay.

Con un 95% de los más de 15.000 fallecidos con más de 65 años, cuando la sanidad se descongest­ione, urge elaborar una desescalad­a infalible preservand­o la salud para reactivar el gran muerto que es la economía del país.

Desde el Gobierno nos

deben explicar que hay luz al final del túnel y qué luz hay

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