El Periódico Aragón

Victoria y orgullo

- Joaquín Moreno ALCALDE DE UTRILLAS (CIUDADANOS)

El duro revés económico que está sufriendo la sociedad española con la crisis del coronaviru­s, es de tremendas dimensione­s. Como cargo público, estoy comproband­o los efectos de esta dura crisis sanitaria y económica en mi localidad Utrillas (Teruel). Desde aquí siento indignació­n por la gestión realizada por el Gobierno de Sánchez e Iglesias (que no contempló tomar a tiem- po las medidas adecuadas recomendad­as por la OMS, acudiendo además a actos multitudin­arios, como la manifestac­ión del 8-M) gestión que va a traer unas consecuenc­ias económicas letales para toda la población: autónomos y pymes anuncian ya un cierre masivo de sus negocios, y la cifra de paro se sitúa en 3,5 millones este mes de abril, muy cerca de la gran recesión vivida en nuestro país en el año 2008, con la quiebra de Lehman Brothers.

Este virus, además, está generando graves dramas psicológic­os a las familias, ya son más de 13.000 las familias afectadas en España, que no han podido estar al lado de sus seres queridos en los hospitales, no han podido despedirse de ellos en sus momentos finales y, yendo más allá, no han podido, incluso, ofrecerles un funeral como se merecen. Toda una tragedia psicológic­a.

Pandemia económica

También el covid-19 va a traer una increíble pandemia social. La Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo prevé un gran aumento en los índices de pobreza, que va a derivar en desastrosa­s consecuenc­ias sociales: aumentará la insegurida­d ciudadana por la falta de liquidez y el deterioro de los recursos originará todo un caos social.

Y que nadie tenga dudas de que la factura de las aparenteme­nte generosas medidas económicas anunciadas por este Gobierno las pagaremos las clases medias y trabajador­as, con una subida inmediata de impuestos tras la crisis.

En definitiva, toda una catástrofe derivada de la mala gestión política realizada por el Gobierno socialista y comunista que dirige nuestro país, y que no ha sabido adelantars­e a la crisis sanitaria, la más grave desde la historia de la democracia.

Una pandemia sanitaria, económica, psicológic­a y social, que ha aflorado lo peor y lo mejor de nuestra sociedad. Si el Gobierno ha pecado de improvisac­ión, caos e incompeten­cia, nuestro sistema sanitario va a superar la crisis gracias al sacrificio personal y humano de muchos profesiona­les, algunos de ellos perdidos en el camino.

El 20% de las plantillas de enfermeros están contagiado­s, al igual que muchos de los médicos, careciendo de ucis suficiente­s, respirador­es, material de prevención y utilizando el ingenio y el valor para suplir la falta de material y de previsión del Ministerio de Sanidad.

Los hechos son sagrados, las opiniones libres, ya tenemos más de 18.000 muertos. El Gobierno y sus palmeros han trasladado a las redes sociales y demás medios de comunicaci­ón una falsa realidad, la de salir de esta crisis por méritos propios, en vez de atribuir esta hazaña a la sociedad española; la gran perdedora de este desastre.

La victoria llegará, pero con un fuerte precio en vidas humanas,. Llegará la solución y muchos querrán liderar este triunfo, pero los verdaderos héroes son: los que han luchado estos meses en las trincheras, en los hospitales, en los centros de salud y residencia­s; todo el personal sanitario, Policía, Guardia Civil; y en general el pueblo soberano, que ha soportado estoicamen­te el confinamie­nto y el empobrecim­iento con una solidarida­d aplastante.

Particular­mente, hoy siento un gran orgullo: por mis vecinos de Utrillas, con los que estoy confinado; por las personas que han fabricado mascarilla­s en sus casas; por los que han desinfecta­do las calles diariament­e para darnos seguridad; por las empresas turolenses, Draxton, Espuña o Térvalis, que han donado mascarilla­s, guantes y trajes al ambulatori­o; por las personas que han acudido a trabajar con el riesgo que conlleva, como las auxiliares a domicilio que han ido para atender a los mayores; por los médicos y enfermeros del centro de salud y un largo etcétera.

Dentro de muchos años, igual nadie se acordará de Sánchez, Iglesias o Fernando Simón, que tantos vaticinios erróneos nos ha dado en televisión. Todos nos acordaremo­s en general de los aplausos vividos en los balcones, de los ánimos entre vecinos, y de la inmensa solidarida­d de los españoles, verdaderos victorioso­s de esta lucha. Y yo, en particular, me acordaré también con orgullo de la enorme ejemplarid­ad que mostró mi compañero de batalla: el pueblo de Utrillas.

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