La realidad de la dureza de la educación en los suburbios
«Nuestros favoritos son los personajes que encuentran un interés por algo, por el cine o la música»
El cine francés siempre ha mostrado un especial interés a la hora de abordar el tema de la educación en sus películas. Casi todos los años aparece alguna obra que intenta reflejar el estado de la situación en las aulas, los retos a los que se tienen que enfrentar los profesores y los problemas de integración, de racismo o de intolerancia que sufren los alumnos.
Son muchos los ejemplos de esta tradición que nos retrotrae a Jean Vigo y su Cero en conducta (1933) y que abarca títulos tan importantes como Hoy comienza todo, de Bertrand Tavernier o La clase, de Laurent Cantet, Palma de Oro del Festival de Cannes.
Ahora, el tándem formado por Mehdi Idir y Grand Corps Malade se encarga de sumergir al espectador en un instituto de los suburbios parisinos en Los profesores de Saint-Denis para contar, a través de los adolescentes y los adultos, cómo es el día a día de un centro que se enfrenta a innumerables problemas que van más allá del espectro educativo, como la pobreza, la delincuencia o la falta de referentes.
«Queríamos intentar abordar problemas que formaran parte de la vida de estos chicos, pero sin subrayar o meter el dedo en la llaga», cuenta Grand Corps Malade a este diario. «En estas zonas hay muchos problemas que afectan irremediablemente al futuro de estos estudiantes y la educación puede ser un arma para abrir nuevos horizontes», dice.
En la película, Samia (Zita Hanrot) es una treintañera a la que le ofrecen el puesto de directora en una escuela con una reputación complicada en una zona de suburbios de París.
En la escuela, tendrá que lidiar con los distintos problemas disciplinarios, viendo las distintas realidades sociales que cohabitan en toda la escuela, reflejo del vecindario en el que están situados. Pero, a su vez, descubrirá el buen humor y la vitalidad de todos los estudiantes y el resto de profesores.
Se trata de la segunda / película que dirigen Mehdi Idir y Grand Corps Malade, sobrenombre de Fabien Marsaud después de un accidente que casi lo condena a una silla de ruedas para siempre. Precisamente esta terrible experiencia fue el núcleo de su primera película, Patients, en la que contaba su proceso de recuperación.
La pareja de directores se conoció en el ambiente musical slam a principios de los dos mil. Por eso, ambos entienden tanto la música como el cine como un arma para hablar de los problemas que les preocupan. «Como directores todavía estamos empezando, pero tenemos claro que, por el momento, lo mejor es hablar de temas que conocemos de primera mano. En este caso, los dos estudiamos en institutos de Saint-Denis,
sabemos los problemas a los que se enfrentan esos chicos, lo desorientados que están y que las políticas educativas no llegan a ser demasiado efectivas en las zonas marginales».
A pesar de tratar unas cuestiones duras, una de sus máximas es no perder el sentido del humor. Es una de sus tablas de salvación, y también la música, por supuesto, hasta el punto de que escribieron el guion teniendo en cuenta las canciones que acompañarían a cada una de las escenas. Y es que una de las apuestas fuertes de este filme que ahora llega a través de streaming (el confinamiento obliga a ello desde hace más de un mes) es tratar de abordar la situación desde un punto realista pero siempre teniendo en cuenta que, a pesar de todo, siempre hay tiempo para respirar y para que la situación no pinte tan dramática. De ahí, la clave del sentido del humor hilvanado también con los momentos musicales seña de identidad del tándem de directores franceses que ponen de largo este su segundo largometraje.
Para ellos, / la adolescencia es una época tumultuosa, llena de cambios, en la que te obligan a pensar en el futuro mientras tú estás más interesado en quemar el presente y eso es algo que se puede ver de manera directa en el periodo de la enseñanza donde todo parece importar que lo que te deparará un mañana imprevisto.
«Todavía no estás preparado para hacerte responsable de tu mañana. Por eso nuestros personajes favoritos son los que encuentran un interés por algo, uno por el cine, otro por la música. Pero también salen arquitectos y abogados de Saint-Denis, hay que romper con los clichés clasistas que determinan que vas a ser un delincuente porque te has criado en un barrio determinado», concluye Grand Corps Malade.
☰ de los clichés y el didactismo de sus diálogos.
Es, asimismo, una película empeñada en resultar agradable, que ofrece un retrato definitivamente blando tanto de los alumnos –muy majos todos– como de los profesores, que recurre a trucos visuales vistosos pero facilones y que, en general, se muestra más interesada en proporcionar unos chistes inofensivos y mensajes simples –si quieres, puedes– que en prestar una verdadera atención a las deficiencias del sistema educativo y del tejido social. Algo que, obviamente, acaba lastrando el resultado final de un largometraje del que se podría esperar quizá otra cosa.
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