Los pueblos más pequeños ven bien que se les dé “un respiro”
Los alcaldes creen que el levantamiento parcial es compatible con la seguridad En la sierra de Albarracín reclaman que se autorice la recolecta de setas
El covid-19 no ha golpeado a los pueblos de Aragón con la misma fuerza que a las ciudades de la comunidad. En muchos municipios poco habitados, de hecho, no se ha declarado hasta la fecha ningún caso de coronavirus. Esta es la situación, a modo de ejemplo, de localidades como Villafeliche (Zaragoza), Castiello de Jaca, Ayerbe (Huesca) y la mayoría de las comunidades locales de la sierra de Albarracín, en Teruel.
Por este motivo, sus representantes políticos piensan que es lógico que el plan de desconfinamiento, como propone el presidente Lambán, comience por las zonas rurales. No obstante, y a la espera de lo que decida el Gobierno central, competente en la materia, abogan por que se suavicen ya las estrictas medidas del encierro domiciliario.
«Debería darse un respiro a los pueblos pequeños, eso sería lo sensato», opina Agustín Caro, alcalde de Villafeliche, que apunta que en Aragón abundan los municipios con menos de medio millar de residentes fijos, como es el caso de su pueblo, que cuenta con 200 habitantes.
Caro es partidario de que los residentes puedan realizar actividades como salir a pasear solos o cultivar sus huertos de las afueras. «Se trata de que la gente pueda hacer cosas siempre y cuando no haya aglomeraciones, por lo que debe seguir prohibido ir a las iglesias, los bares o los centros culturales», señala.
A favor de los pequeños pueblos juega el hecho de que, debido al confinamiento, no reciben visitantes, lo que facilita el alivio de las condiciones del encierro. Otra cosa sería que se permitiera la salida masiva de las ciudades hacia las segundas residencias, advierte José Álvaro Salesa, alcalde de Castiello de Jaca, que insiste en que, aunque se mitigue el confinamiento «será preciso mantener la distancia de seguridad entre personas».
Para la Comunidad de la Sierra de Albarracín, la ampliación de la libertad de movimiento en las zonas rurales debe ir acompañada de medidas de apoyo a la economía local. «La vida económica se ha parado por completo, y si no se hace nada esta zona, ya poco poblada de por sí, se nos muere», avisa Inocencio Martínez, presidente de la comarca.
AYERBE, EXCEPCIONAL Por eso reclama / que se permita a los autóctonos llevar a cabo la recolección de las setas de primavera, una variedad micológica muy apreciada y que constituye un recurso económico fundamental para muchas familias de los pueblos de la sierra. «Si se deja que esos hongos se pudran en el monte, se habrán dejado de ingresar unos 200.000 euros y eso no podemos permitírnoslo», asegura.
Ayerbe, con 1.100 habitantes, es un caso excepcional dentro de Aragón. No se han detectado casos de coronavirus ni siquiera en la residencia de ancianos de la localidad, «seguramente porque se cerró a la visitas días antes del comienzo del confinamiento», según indica su alcalde, Antonio Biescas.
«Para mí lo que propone Lambán es una medida realista, dado que en los pueblos no hay peligro de aglomeraciones y el roce entre personas es casi nulo», afirma convencido el edil de Ayerbe. Ahora bien, se haga lo que se haga finalmente en España para salir de la crisis de salud pública que vive el mundo, Biescas considera apropiada la decisión que se ha tomado de dejar que se cultiven los huertos.
«No son solo un medio de subsistencia familiar o personal, una especie de despensa», subraya. «Las parcelas de cultivo son también un medio de vida imprescindible, y más en unos momentos en que toda la actividad turística y hostelera está totalmente parada en Ayerbe y la zona conocida como el Reino de los Mallos», concluye.
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