El extranjero
En la obra de Camus nos muestra al extranjero, que asiste a un entierro sin compartir el dolor general y permanece como dentro de una burbuja, percibiendo la realidad de forma diferente a los demás, al común social, por eso el título: L´ Etranger. En él expone reacciones ante eventos como la muerte, el dolor, la conmiseración y el mutuo confortamiento, en cambio se fija en el calor agobiante argelino que hace y lo mucho que le molesta el cuello de la camisa y el nudo de la corbata. Esto nos muestra que la realidad pertenece a un mundo espiritual que no siempre es compartido. El extranjero, que sufre un autismo cultural y no se identifica con nada de lo que le rodea, de ahí su extañeza ante el dolor que percibe, que le resulta una molestia. En estos días se sospecha que estamos a las puertas de una inflación de pobreza en la que las clases trabajadoras y medias aumentarán su número a más de 500 millones de personas y esto lo va a cambiar todo, pues pondrá a las ideologías a prueba frente a una realidad espeluznante. Las distopías demostrarán su ineficacia ante la imposibilidad de remediar esta catástrofe y serán vanos los intentos de disfrazar o justificar tal realidad. Mucho menos de encontrar soluciones viables para su solución.
Las distopías no podrán superar esta prueba, habrá que buscar otra antorcha que no nos lleve al precipicio, en el que caerá a todos los que persistan en ellas. Ante la hambruna, la razón desaparece y los peores instintos humanos se manifiestan incontrolables, justo castigo por haber adorado a ídolos de barro y falsos profetas con falsas profecías. En España estamos ante dos destructores: Sánchez e Iglesias, ambos se encontrarán ante una sociedad destruida que ofrece un espectáculo dantesco, y nos preguntamos ¿se transformarán en constructores? ¿seguirán haciéndonos tragar sus ruedas de molino? La naturaleza nos pasa factura y todos habremos de pagar nuestra parte.