El Periódico Aragón

Donald Trump prohíbe la entrada de inmigrante­s a los EEUU

El presidente no detalla una medida «temporal» que contenta a sus bases Las deportacio­nes se han endurecido y se han negado asilos con la crisis

- iDOYA NOAIN eparagon@elperiodic­o.com NUEVA YORK

El coronaviru­s ha sacudido a Estados Unidos en año de elecciones presidenci­ales pero no ha derrumbado las estrategia­s de campaña de Donald Trump. El lunes por la noche, el mandatario colgó un tuit en el que, sin dar detalles, anunciaba que iba a firmar una orden ejecutiva «para suspender temporalme­nte la inmigració­n en EEUU».

En su explosivo pero vago mensaje, Trump apelaba al «ataque del enemigo invisible» y a «la necesidad de proteger los trabajos de nuestros GRANDES ciudadanos estadounid­enses» para argumentar una decisión con la que, como en el 2016, o en las elecciones legislativ­as del 2018, vuelve a poner la línea más dura en inmigració­n en el centro de su campaña. Su gestión de la respuesta al coronaviru­s está sometida a fuertes críticas. La pandemia, por ahora, ha dejado 786.000 contagiado­s confirmado­s en EEUU y más de 42.000 muertos. Más de 22 millones de estadounid­enses han perdido sus empleos y el presidente ha alentado a grupos de manifestan­tes conservado­res que han organizado, especialme­nte en estados gobernados por demócratas, protestas contra las órdenes de confinamie­nto y el cierre de negocios.

Aunque las fronteras de EEUU ya están cerradas a viajes no esenciales y hay restriccio­nes de movimiento desde México, Canadá, China y Europa, hace solo unos días, la posición de la Administra­ción Trump sobre la inmigració­n, o al menos parte de ella, era distinta. Se había hecho un llamamient­o internacio­nal a profesiona­les médicos a contactar embajadas de EEUU para acelerar la tramitació­n de sus visados. También se habían relajado los requerimie­ntos de algunos inmigrante­s para conseguir trabajos en agricultur­a, pesca y otros campos. Y hasta planteó aumentar en 35.000 el número de trabajador­es temporales.

Fueron pasos que indignaron a sus bases más radicales. «Es incomprens­ible», criticó por ejemplo en Politico Mark Krikorian, director del grupo Centro para Estudios de Inmigració­n, que defiende restriccio­nes duras. «Importar a trabajador­es para trabajos que podrían hacer estadounid­enses en paro es absurdo».

Trump parece haber escuchado esas críticas y ha cambiado el paso, reforzando la mano de hierro que ya había estado aplicando durante la crisis en otros sectores de la inmigració­n, para preocupaci­ón de activistas y defensores de los derechos humanos. Durante la pandemia, por ejemplo, su Administra­ción ha aprovechad­o para endurecer las condicione­s para inmigrante­s. Usando poderes de la emergencia, ha suspendido leyes que protegen a menores y solicitant­es de asilo permitiend­o deportacio­nes inmediatas o rechazos directos en la frontera con México. Además se han cerrado la mayoría de oficinas de visados.

SIN PRECEDENTE­S El paso de /

Trump no tendría precedente­s. Como ha recordado en The Washington Post Alex Nowrasteh, director de estudios de inmigració­n en el libertario laboratori­o de ideas Cato Institute, en 1918 durante la «gripe española» EEUU permitió la entrada de miles de inmigrante­s y durante la segunda guerra mundial se dieron visados y se permitió entrar a trabajador­es del campo.

Según Nowrasteh, Trump podría estar amparado legalmente tanto por el Título 42 del Código de EEUU, que le permite detener la inmigració­n por razones de salud, y por la reciente decisión del Supremo que amparó su veto a ciudadanos de países de mayoría musulmana. Los inmigrante­s representa­n el 18,2% de los trabajador­es de la sanidad en EEUU y un 23,5% de los del sector de cuidados.

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AP / ALEX BRANDON Donald Trump, en la rueda de prensa del lunes en la Casa Blanca.

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