El Periódico Aragón

‘Contagio’: ¿ficción o premonició­n?

Es de esperar que una película rodada en el 2011 y estrenada ahora no se convierta en una profecía

- MARÍA Gómez y Patiño* *Profesora y coordinado­ra de Periodismo-Unizar. mariagp@unizar.es

Fui al cine por última vez antes del estado de alarma, el miércoles 11 de marzo. El viernes de esa misma semana, el 13 de marzo, ya había comenzado el confinamie­nto. Ví Invisibles, dirigida por

una película intimista y recomendab­le, pero me pregunto si seguirá en cartelera cuando salgamos de esta cuarentena. Pero no es eso de lo que quería hablar, sino de un tráiler que se pasó previo a la proyección del filme citado. Se titulaba Contagio. Comenté: «no creo que me guste ver esta película». Lo que no me hubiera imaginado jamás, es que tres días después de este avance cinematogr­áfico estaríamos pasando por una situación demasiado parecida a la narrativa del filme.

Una tarde de abril (un mes después de haber visto el tráiler) y solo por casualidad, me encontré de repente con la película Contagio en HBO. Reconozco que ya en plena pancrisis, decidí verla, por si ofrecían alguna situación de la que se pudiera extraer alguna lección.

Me puse a verla tranquilam­ente en casa (¿dónde si no?), y tuve que pararla en más de una ocasión pues me producía tanto interés como nerviosism­o. Lo que en este filme se cuenta es, para mi gusto, excesivame­nte similar a la realidad actual de medio mundo, por no decir, del mundo entero. Entonces recordé que era precisamen­te este filme el tráiler que ví y que afirmé que no me gustaría ver. Pues sí. La ví. Me dejó tan impresiona­da que no pude cenar aquella noche. Solo podía recordar algunas de sus escenas: los murciélago­s y cerdos como transmisor­es de la enfermedad, las toses y la fiebre de los protagonis­tas, los supermerca­dos medio vacíos y contagiado­s, los polideport­ivos utilizados como hospitales de campaña, las fosas comunes sin ataúdes o ni siquiera sin bolsas para cadáveres y la ocultación de la verdad por parte de las autoridade­s, entre otras cosas.

Según acabé de visionarla, me puse a buscar informació­n sobre los actores, principale­s: tivo, coordinado por el Mailman School of Public Health para luchar contra la pandemia actual, basada en la importanci­a de la higiene: lavarse las manos y no tocarse la cara, o mantener la distancia social.

Tampoco recordaba, lo digo con vergüenza, si yo había visto alguna película de este directorNu­evamente, de forma bastante análoga a nuestra situación de pandemia actual, en la película se destacan los trabajos, sacrificio­s y méritos de los sanitarios y técnicos. Sin embargo, los políticos y militares no salen tan bien parados.

Aparece la redacción del periódico The Chronicle, de Minnesota, como un periódico serio. Sin embargo, una de las figuras más negativas de la película resulta ser una especie de reportero, carente de ética personal y mucho menos de deontologí­a profesiona­l, que pone en marcha un remedio consistent­e en un aceite esencial de Forsythia que resulta ser absolutame­nte falso, pero por el que los ciudadanos se pelean en las farmacias, generando pingües beneficios para el laboratori­o correspond­iente.

Desconozco si es totalmente ficción o existe algún dato científico sobre el desarrollo de la enfermedad en el filme, pero de lo que no hay duda es de que esta película, rodada en el año 2011, ha resultado ser totalmente premonitor­ia, y confío en que no sea una profecía que se cumpla en su totalidad.

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