El Periódico Aragón

¿Quién paga la factura?

El Comité Olímpico Internacio­nal y la organizaci­ón de Tokio no se ponen de acuerdo sobre quién debe asumir los 2.600 millones del aplazamien­to

- EL PERIÓDICO MADRID

Un enredo protagoniz­ado esta semana entre el Comité Olímpico Internacio­nal (COI) y la organizaci­ón de los Juegos de Tokio 2020 ha dejado en el aire dos preguntas delicadas: cuánto costará el retraso de los Juegos y quién pagará la factura. Determinar el impacto económico que tendrá el aplazamien­to de los Juegos Olímpicos de Tokio hasta el verano de 2021 es una de las tareas que más apremian a los organizado­res dentro de una larga lista de deberes que apenas han comenzado a abordar, y que a su vez está condiciona­da a la resolución previa de otras cuestiones.

Varios cálculos sitúan en torno a 300.000 millones de yenes (unos 2.600 millones de euros o 2.900 millones de dólares) el coste de mantener un año más las instalacio­nes especialme­nte construida­s para los Juegos y de reorganiza­r las aproximada­mente 46.000 reservas hoteleras para personal invitado a los Juegos.

El retraso acarreará a Japón pérdidas adicionale­s por valor de 220.000 millones de yenes (1.890 millones de euros, 2.040 millones de dólares) por las oportunida­des de negocio perdidas al no celebrar los Juegos dentro de lo previsto, según un estudio del economista Katsuhiro Miyamoto, profesor emérito de la Universida­d de Kansai.

La última versión del presupuest­o para Tokio 2020, aprobada antes de que se decidiera el cambio de fechas por la pandemia, ascendía a 1,35 billones de yenes (11.600 millones de euros, 12.570 millones de dólares), financiado­s en su mayor parte por fondos públicos nipones y aportacion­es privadas, más una contribuci­ón menor del COI.

Según la versión nipona de los hechos, el COI aceptó a mediados de marzo posponer los Juegos un año a petición del primer ministro nipón, Shinzo Abe, y ambas partes dejaron pendiente la espinosa decisión de cómo repartirse el coste del aplazamien­to. Por eso, los responsabl­es de Tokio 2020 expresaron su malestar cuando el COI publicó el pasado lunes en su web un artículo según el cual Abe «había acordado que Japón continuará cubriendo los costes previstos bajo los términos del acuerdo existente» y pidieron una rectificac­ión del organismo internacio­nal. Un texto eliminado horas después pero que creó malestar en el comité organizado­r.

El contrato firmado por Tokio en el 2013 como sede olímpica estipula que debe ser la parte nipona la que asuma los costes de la organizaci­ón, obligación que en teoría sigue vigente por haber sido el Gobierno japonés el que propuso oficialmen­te cambiar las fechas, y siempre que ambas partes no acuerden un reparto distinto. Pero al tratarse de una situación excepciona­l, las autoridade­s niponas confían en que el COI «asuma también su papel» a la hora de lidiar con los gastos, según dijo la gobernador­a de Tokio, Yuriko Koike, en declaracio­nes a medios locales. La factura sigue en el aire.

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