El Periódico Aragón

El ICA en Zaragoza

Desde el 2016 hasta el 2018, la DGA nos ha cobrado 45 millones de euros a cambio de nada

- El artículo del día PEDRO Arrojo Agudo*

En España las competenci­as de agua y saneamient­o correspond­en a los Ayuntamien­tos. Sin embargo, la mayor parte de los municipios aragoneses cedieron esas competenci­as en su día a la DGA. Sobre esa base, se promovió una oscura operación de privatizac­ión del servicio, construyen­do depuradora­s sobredimen­sionadas y sobretecni­ficadas cuyo elevado coste se repercute hoy a todos los aragoneses a través del ICA.

Zaragoza (como Fabara y otros municipios), sin embargo, nunca cedió sus competenci­as, por lo que es el ayuntamien­to quien nos presta el servicio y nos lo cobra a través de una tarifa sometida a la aprobación municipal. A pesar de ello, la DGA pretende cobrar también el ICA, con el fin de que Zaragoza, sin recibir servicio alguno, cubra una gran parte de los sobrecoste­s de esta operación.

El Gobierno de Aragón recauda con el ICA en la capital unos 13,5 millones de euros al año, lo que supone duplicar lo que pagan muchas familias y pequeños empresario­s al ayuntamien­to por este servicio. Desde el 2016 hasta el 2018 nos han cobrado un total de 45 millones de euros a cambio de nada; dinero que nos habría permitido cubrir la tercera parte de los 150 millones de euros que la ciudad necesita invertir durante la presente década en la construcci­ón e imprescind­ible renovación de infraestru­cturas (depuradora­s de La Cartuja y la Almozara, Peñaflor y Alfocea, drenaje pluvial …). Todo ello nos ha llevado a valorar, desde el consejo de administra­ción de Ecociudad Zaragoza, del que formo parte, la necesidad de invertir en saneamient­o unos 15 millones de euros/año (hoy se invierten apenas 6,5); además de incrementa­r en 8 millones la inversión para renovar la red de abastecimi­ento al ritmo necesario. En este contexto esos 13,5 millones/año del ICA, que no paran de crecer, más allá del abuso que suponen, dejan a Zaragoza sin capacidad para hacer frente a esas inversione­s en un servicio del que depende nuestra salud.

En este duro periodo de confinamie­nto, bajo el estado de alarma, constatamo­s el grave error que supuso recortar fondos en sanidad pública y privatizar este tipo de servicios. Hoy nadie habla de las pretendida­s excelencia­s de esas políticas privatizad­oras, al tiempo que crece el consenso sobre la necesidad de reforzar la sanidad pública. En este contexto, sería bueno reflexiona­r sobre la importanci­a de garantizar también servicios públicos de agua y saneamient­o gestionado­s desde la lógica del interés general, y no desde la lógica privatizad­ora, en la medida que son la base de esa salud pública que queremos fortalecer. Recordando el refrán de que no hay mal que por bien no venga, sería bueno, como insisto últimament­e, hacer de la necesidad virtud y aprovechar las lecciones que estos tiempos tan difíciles nos brindan.

La DGA que, en aplicación de las medidas del estado de alarma, abrió una moratoria en el cobro del ICA, y que por otro lado tiene en su programa el compromiso de derogar este impuesto y reformar la ley, debería hacer de la necesidad virtud para resolver definitiva­mente este conflicto, que hasta ahora comporta 100.000 impagos en Zaragoza. En el marco de la reconstruc­ción socioeconó­mica que debe planificar­se, la DGA debería incluir la apertura del diálogo social en torno a la alternativ­a que viene proponiend­o la RAPA, con el apoyo de sindicatos, asociacion­es vecinales, consumidor­es y todo tipo de colectivos sociales. Una alternativ­a razonable, justa y viable, basada en que nadie pague más de lo que se paga de media en España por este servicio, que los sobrecoste­s los cubra la DGA desde el presupuest­o de la comunidad y que se establezca un impuesto de correspons­abilidad del orden de 0,1 €/m3. Así, la ciudadanía de Zaragoza, además de pagar la tasa municipal, aportaría entre 3,5 y 5 millones/año a la DGA (no los 13,5 actuales), como contribuci­ón de correspons­abilidad a la depuración en Aragón, liberando hasta 10 millones/año de lo que hoy se paga por el ICA, para poder encarar sus propias necesidade­s de inversión.

En el resto de Aragón, la inversión en depuradora­s del Pirineo debería ir a cargo de los presupuest­os de Aragón, puesto que la DGA recibió esos fondos con destino finalista. En los municipios que hayan cedido competenci­as, la DGA cobraría una tasa autonómica y el impuesto de correspons­abilidad, lo que equivaldrí­a a la media de lo que se paga en España; el resto se cubriría desde los presupuest­os de la Comunidad. Por último, en los municipios que mantienen sus competenci­as, se pagaría la tasa municipal, además del impuesto de correspons­abilidad (0,1 €/m3), lo que permitiría, con una buena gestión como la de Fabara, un pago total por debajo de la media nacional.

La inversión en depuradora­s del Pirineo debería ir a cargo de los presupuest­os de Aragón, ya que la DGA recibió esos fondos con destino finalista

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