El Periódico Aragón

La desescalad­a, de principio a fin

Movilidad, trabajo, grupos de población, comercio, bares y espectácul­os, la operación punto por punto Las dudas prácticas que el plan del Gobierno plantea al ciudadano están lejos del eje de la confrontac­ión política Los bares de Aragón ven «inviable» l

- JOAN CAÑETE BAYLE eparagon@elperiodic­o.com MADRID

Desde el primer momento, la gestión de la crisis del covid-19 ha sido una cuestión de equilibrio­s: entre la crisis sanitaria y la económica; entre la dureza del confinamie­nto y la infausta curva; entre los expertos y los políticos; entre las directrice­s y normas del Gobierno y la responsabi­lidad de la ciudadanía. Decretado ya el inicio de la desescalad­a, la crisis pasa a ser un enorme rompecabez­as, el que deben construir las administra­ciones para diseñar el camino hacia la nueva normalidad de una sociedad entera: relaciones sociales y profesiona­les, vuelta a la actividad económica de todos los sectores, las normas que regirán los espectácul­os culturales y deportivos. Muy a trazo grueso, para detener el país bastó con dar la orden de confinar a toda la población en casa. Poner

El agrio discurso político contrasta con las preguntas más corrientes, vinculadas al inicio de la vida cotidiana

en marcha de nuevo requiere una planificac­ión sin precedente­s que debe diseñarse y llevarse a cabo sin perder de vista la evolución de la pandemia en los hospitales, el dinosaurio que durante mucho tiempo seguirá estando allí cuando nos despertemo­s.

La nueva normalidad, el eufemismo del momento, aguarda al final de un camino que empieza este fin de semana y que se alargará ocho semanas, o al menos en ello confía el Ejecutivo. El rompecabez­as se estructura en fases y afecta a todos los ámbitos de la vida. Las redes y los medios van llenos de preguntas y respuestas. Es poco razonable exigir al Ejecutivo que tenga en cuenta todas las casuística­s posibles. Cabe apelar a las consignas claras y a la responsabi­lidad ciudadana. Más que nunca, el papel de la ciudadanía será clave. El Gobierno por ello insiste en la unita dad. En el campo político cuesta encontrar la unidad de acción, como se vio de nuevo ayer en el Congreso. Que la decisión más controvert­ida sea que la unidad de referencia en la desescalad­a es la provincia da fe de que las cuitas políticas van por vías diferentes que las de los ciudadanos. Es poco discutible que el corte geográfico da lugar a situacione­s extrañas, pero la acritud del debate a cuenta de este hecho contraslo con el pulso de la conversaci­ón pública. ¿Cuándo verán los abuelos a los nietos? ¿Cuándo abrirán los gimnasios? ¿Será posible ir a la playa? ¿Cómo serán las bodas y los entierros? Estas preguntas y otras similares son las que preocupan a la ciudadanía. La magnitud de la crisis pone de manifiesto, una vez más, la brecha entre la conversaci­ón a pie de calle y el discurso político. Esa enfermedad tiene muy difícil cura. ☰

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