El Periódico Aragón

Pobreza, la otra pandemia

Tras las crisis sanitaria y económica, cada vez toma más cuerpo una tercera: la social

- IVÁN TRIGO itrigo@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

El número de contagios registrado­s al día baja de forma constante desde hace varias semanas, pero existen otros indicadore­s que muestran ya claramente que después de la crisis sanitaria se viene otra, la social. Y más allá de las cifras macroeconó­micas, a pie de calle la problemáti­ca comienza a ser palpable. La vulnerabil­idad de un sector de la población ya es sustancial­mente mayor ahora que hace un par de meses.

En la delegación de Cáritas en Zaragoza atienden ya a 900 familias a la semana. Están aportando ayudas económicas semanales al mismo nivel que durante la anterior crisis. Se muestran, aseguran, preocupado­s por las personas vulnerable­s, «las más olvidadas», dicen. Hay personas que ya estaban en riesgo de pobreza antes, «pero ahora están peor», cuentan.

Desde Cáritas ejemplific­an con el caso de un matrimonio con tres hijos al que han atendido. Él tenía un pequeño establecim­iento que han tenido que cerrar por el estado de alarma. Debe ya dos meses de alquiler y aunque no tarde en poder volver a abrir, no sabe cuándo su negocio volverá a ser rentable. Ella tenía un contrato a media jornada pero ahora se ha visto afectada por un ERTE. No ha cobrado todavía su subsidio y percibirá un 70% de su salario. Han solicitado a la empresa dueña de su vivienda el aplazamien­to del alquiler y además Cáritas les apoya económicam­ente con los gastos de comida y productos de higiene.

«Vemos con preocupaci­ón cómo se va a dar respuesta a las necesidade­s de pago de alquileres pendientes tras la morartoria existente», explican, ya que mucha gente se encontrará con varios recibos de golpe cuando se levante el aplazamien­to. La situación, ahora ya complicada, podría empeorar. Por ello, Cáritas insiste a las administra­ciones para que establezca­n lo que llaman «un ingreso mínimo garantizad­o» que cubra las necesidade­s económicas básicas de los hogares sin ingresos y de los trabajador­es que se vean afectados por una situación laboral precaria.

En el comedor social de la obra social del Carmen, también en Zaragoza, están dando unas 260 comidas al día. En estas fechas, el año pasado, esa cifra era de 170. «Y eso que unas 80 personas de las que antes atendíamos están ahora en el albergue municipal. La cantidad de gente que atendemos ha aumentado, sin duda», explica Antonio de la Vega, coordinado­r general de la obra. El perfil de gente a la que atienden también ha variado. Muchos son jóvenes, de entre 18 y 25 años, («Posiblemen­te antiguos menores no acompañado­s», explica De la Vega) y personas que se de dedicaban a la recogida de chatarra y que ahora no están pudiendo generar ingresos de esa manera.

12.000 EUROS AL MES «A corto plazo / esto va a ser muy duro y a todos nos tiene que mover el sentido de la urgencia. Y no entendida como precipitac­ión. Hay que valorar bien cómo se ha de actuar. Sin prisa pero sin pausa», asegura De la Vega. En el comedor, asimismo, además de aumentar el número de comidas repartidas, también han visto cómo crecían sus gastos mensuales por culpa de la pandemia. «En el comedor solo entran las personas que no tienen hogar, el resto lo repartimos para llevar y eso encarece el servicio. Cada ración nos cuesta un euro más por los tuppers», explica. Además, han tenido que contratar a dos cocineros profesiona­les, porque los voluntario­s que antes les ayudaban eran mayores, por lo que formaban parte del grupo de riesgo frente al covid-19 y ya no pueden aportar su trabajo. En total, mantener el comedor les cuesta 12.000 euros al mes.

Y en el Banco de Alimentos la situación se repite. En las últimas semanas han dado de alta a una veintena de nuevas organizaci­ones a las que sirven. «Hay otras también con las que hace mucho que no trabajábam­os, porque se habían quedado sin actividad, y que ahora nos han pedido alimentos de nuevo», asegura José Luis Alfaro, presidente de la organizaci­ón. Y eso que en su opinión, «lo peor está por llegar». «Después del verano, si la gente sigue sin encontrar trabajo...», augura. El Banco de Alimentos de Zaragoza atiende a unas 200 entidades, no así a particular­es, a pesar de que todos los días reciben, al menos, media docena de llamadas. «Hay gente que nos llama muy perdida», concluye.

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JAIME GALINDO Transeúnte­s, en el comedor social de la parroquia del Carmen, la semana pasada.
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En el comedor del Carmen se entregan 260 raciones de comida al día.

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