Los protagonistas del mundo rural narran su vida en el confinamiento El campo también tiene esenciales
El esfuerzo de muchos trabajos que ya son imprescindibles en los pueblos de Aragón se redobla con la pandemia
El día a día en cualquier municipio de Aragón se ha visto afectado por la pandemia del coronavirus que ha cambiado los hábitos cotidianos de miles de aragoneses. Y, en este sentido, cobran especial importancia aquellos puestos de trabajo que, siendo declarados como esenciales en el decreto del estado de alarma del Gobierno central, siempre lo han sido para la vida en el medio rural. Ahora lo son más y no porque lo diga ese decreto, sino porque algunos han redoblado esfuerzos cuando sus vecinos más lo necesitan.
Algunos de esos empleos han servido para que la atención a los más mayores se vea incrementada, tejiendo una red de colaboración en la que, quienes sí pueden salir a la calle, se prestan a cubrir las necesidades de los que no pueden. Otros han visto aumentada su carga de trabajo porque las necesidades, lo que demanda el mercado ahora son esos bienes de primera necesidad en los que ellos son un eslabón más de la cadena. Y observan cómo el hecho de que no se rompa sostiene a otros muchos que dependen de él. Que no pare la maquinaria para que otros no se detengan. Y esos otros no son más que otros vecinos del entorno que también han redoblado su actividad.
Otros abren la persiana como siempre, sabiendo que son la principal ventanilla en la que se abastecen los vecinos. Con y sin pandemia, son imprescindibles para el día a día de los demás. ¿Cómo van a flaquear ahora? Y otros, en los municipios más pequeños son como un multiservicio al alcance de una población muchas veces envejecida a la que ahora, por el riesgo de contagio, se les pide que no salgan de sus casas.
Su esfuerzo parece inversamente proporcional al tamaño de esas localidades del medio rural que durante semanas ha pedido mantener las distancias con las grandes urbes. Cuanto más pequeños más importante es el compromiso. Y en algunos pueblos la colaboración va más allá de sus propias fronteras y han tejido redes de ayuda entre localidades. Y con ellas, esas personas imprescindibles que hacen el confinamiento más llevadero.
Pero también en algunos casos ven el final del túnel cerca y aprecian que todas las limitaciones vividas, todo ese esfuerzo por salir adelante, debe ser recompensado con un respiro antes que en las ciudades, porque su entorno les hace privilegiados.