Descubriendo la movilidad
Estos días en que tanto se habla de movilidad, redescubrimos la nuestra como si de nuevas facultades se tratara: correr, establecer contacto visual por encima de los burkas sanitarios o conversar a sofocadas voces con otros seres que saltan, corren o se alejan de uno y de su posible contagio tiene algo de ancestral, como un retorno a las primitivas capacidades motoras y a sus tribales consecuencias. Cuando no se puede hacerlo, como hasta ahora por el confinamiento, pasear, sudar, bajar rodando una ladera o ir en patinete se convierte en algo tan extraordinario como, de repente, echar a volar.
Si nuestro bisabuelo hubiese sido J. M Barrie, creador de Peter Pan, nos habría enseñado a hacerlo con Campanilla. A David Barrie esa mágica estirpe a la que pertenece lo ha orientado hacia el maravilloso mundo de la movilidad de los animales. El experto ojo de este biólogo inglés lleva una vida observando animales grandes y pequeños, humanos y no humanos, todos en marcha hacia algún lugar.
A los 19 años, David Barrie cruzó a vela el océano Atlántico y empezó a preguntarse por los viajes de las grandes criaturas marinas, con qué tipo de patrones eran capaces de orientarse tortugas o ballenas. Se dio cuenta de que era poco lo que sabíamos de los peces y estudiándolos se convenció de que cuando nadaban no lo hacían
A David Barrie esa mágica estirpe a la que pertenece lo ha orientado hacia el maravilloso mundo de la movilidad de los animales
al azar, sino sirviéndose de puntos de referencia. Mirando al cielo, a las bandadas de pájaros, le pareció que ejecutaban rituales danzas y se preguntó por qué muchas especies anidan exactamente en el mismo sitio.
¿Qué orientaba a las cigüeñas, a las abejas o a los albatros, capaces de recorrer grandes distancias y regresar a sus nidos o colmenas? ¿La vista, la luz, el calor, el olfato…? ¿Era cierto que los escarabajos peloteros se guían por la luz de la Vía Láctea y que las polillas se orientan por los campos magnéticos de la tierra? ¿Que el cascanueces americano es capaz de esconder hasta 30.000 semillas en 6.000 escondites distintos…?
Esas y otras muchas preguntas trata de responder David Barrie en Los viajes más increíbles. Maravillas de la navegación animal (Crítica). Un libro mágico que habría gustado a su bisabuelo y seguramente también a Peter Pan.
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