El Periódico Aragón

EEUU inicia la reapertura

Muchos estados priorizan la economía pese a los criterios médicos y a que no bajan los contagios La Casa Blanca maneja estudios que vaticinan en junio 3.000 muertos al día, el doble que ahora

- RICARDO MIR DE FRANCIA eparagon@elperiodic­o.com WASHINGTON

Los senadores han regresado al Capitolio. El presidente vuelve a viajar por el país. Y una treintena de Estados han empezado a levantar las restriccio­nes que pesaban sobre sus economías. Visto desde fuera podría parecer que Estados Unidos ha conseguido doblegar la famosa curva de infeccione­s y está listo para poner nuevamente en marcha sus motores, pero sería una impresión equivocada. La desescalad­a en el epicentro mundial del coronaviru­s ha comenzado a las bravas y de espaldas en gran medida a los criterios científico­s recomendad­os por la propia Casa Blanca.

En muchos estados inmersos en la reapertura ni siquiera están descendien­do los positivos de covid-19. Y a los sistemas de diagnóstic­o y rastreo de contactos les queda todavía tiempo para estar al nivel que aconsejan los expertos.

Nada de eso ha impedido que haya comenzado el gran experiment­o de la reapertura, un baile descompasa­do y algo confuso donde cada estado marca sus pautas y sus tiempos. En Georgia vuelven a funcionar las peluquería­s, gimnasios o boleras. En Florida han abierto los restaurant­es, comercios y algunas playas. Y en

Tejas todo está listo para que el viernes reabran los cines, los museos o los centros comerciale­s. En esta nueva normalidad, nada es muy normal. En los establecim­ientos de muchos estados no se puede superar el 25% del aforo; en otros hay que pedir cita previa; y en todos se deben respetar los seis pies (1,8 metros) de distancia de seguridad.

Lo más llamativo de todo, sin embargo, es que no necesariam­ente se están respetando los criterios establecid­os por la propia Casa Blanca hace casi tres semanas para iniciar la desescalad­a en el país norteameri­cano.

Aunque no eran vinculante­s, se apoyan sobre criterios científico­s para fijar una reapertura escalonada de la economía en tres fases. Para entrar en la primera, se aconsejaba un descenso continuado de los positivos durante 14 días y un sistema hospitalar­io capaz de absorber el ingreso de nuevos pacientes. Al mismo tiempo reclamaba suficiente­s PCR para diagnostic­ar a los residentes con síntomas y un sistema para localizar a los contactos de cada positivo.

Unas normas que muchos gobernador­es han ignorado sin el menor rubor. Estados como Iowa, Arizona, Kansas, Misuri o Tejas han iniciado la desescalad­a en plena crecida de su curva de contagios. En otros no ha hecho más que aplanarse, sin que se atisbe todavía un descenso sostenido, un escenario que alarma a los científico­s. «No tenemos los test. No tenemos rastreo de contactos. No vamos a poder detectar un rebrote, es una situación realmente problemáti­ca», dice el epidemiólo­go de la Universida­d de Columbia, Jeffrey Shaman. Lo que sí tienen todos esos estados es el respaldo incondicio­nal de Donald Trump.

NORMALIDAD FICTICIA Con su reelección / a seis meses vista, el presidente norteameri­cano le teme más al colapso de la economía que al desastre humanitari­o de una pandemia que se ha cobrado ya la vida de 72.000 estadounid­enses y ha contagiado a 1,2 millones. Y no solo está pintando un panorama bastante más optimista del que reflejan los datos, sino que baraja desmantela­r antes de final de mes el gabinete de crisis.

«¿Cuánto vale una vida humana?», se preguntaba el martes el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, quien empieza a recoger los frutos de sus estrictas medidas de contención. «Cuanto antes reabramos menor será el coste económico, pero mayor será el coste humano. Esa es la decisión a la que nos enfrentamo­s». Uno de los modelos que baraja la Casa Blanca, filtrado a la prensa, dibuja un escenario de hasta 3.000 muertos diarios el 1 de junio, una cifra que doblaría a la actual, y 175.000 nuevos positivos al día.

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EFE/ GIORGIO VIERA Un hombre en bicicleta pasa delante de un cartel que pide respetar las medidas de seguridad, en Miami, ayer.

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