Schindler empieza a ejecutar los primeros despidos
Solo se harán realidad un tercio de las 62 recolocaciones que prometió el grupo
La dirección de la planta de Schindler de Zaragoza, dedicada a la producción de componentes de ascensores, ha hecho efectivo los primeros despidos como consecuencia del cierre de la fábrica, que se prevé producir este mes y supondrá el fin de una actividad con más de 70 años de historia como heredera de la emblemática firma aragonesa Giesa. El pasado jueves la multinacional suiza entregó las cartas para extinguir los contratos de una veintena trabajadores, que pasarán a engrosar las listas del paro a partir del 15 de mayo, según informaron fuentes de la plantilla. Y hoy está previsto que se comunique la salida de una segunda tanda de empleados.
Con estos movimientos, la compañía sigue los plazos previstos para el desmantelamiento de la fábrica que recogía el acuerdo sobre el ERE alcanzado en abril con el comité, que fue refrendado mayoritariamente por los trabajadores (82 votos a favor, 20 en contra y 4 en blanco). Este pacto, que contempla unas condiciones indemnizatorias muy por encima de lo que marca la legislación, puso fin al conflicto laboral desatado tras anunciar la compañía el cierre, que está motivado en la deslocalización de buena parte de la producción a la fábrica del grupo en Eslovaquía, donde los costes laborales son muy inferiores a los de España.
DESLOCALIZACIÓN El acuerdo del / expediente de extinción del empleo contemplaba 62 recolocaciones en los centros de Schindler en España y Eslovaquia, pero finalmente solo se van a materializar una veintena de traslados a actividades que el grupo mantiene en Zaragoza (dos a mantenimiento, cinco al almacén de repuestos y el resto a oficinas).
Los que dejen la compañía percibirán 45 días por año trabajado con un máximo de 42 mensualidades hasta el 11 de febrero del 2012. Esa cantidad se reducirá a 35 días por año a partir de esa fecha como consecuencia de la entrada en vigor de la reforma laboral. Además, la compañía plantea una paga lineal de 6.000 euros para los empleados que tengan entre 50 y 59 años. Sin embargo, los trabajadores de entre 44 y 49 años percibirán 2.500 euros.
Previsiblemente, la fábrica dejará de funcionar este mismo mes, aunque la compañía se comprometió a mantener la relación contractual hasta diciembre con algunos trabajadores hasta que cumplan los 55 años para que puedan acogerse al convenio especial con la Seguridad Social, que posibilita que la empresa responsable del ERE siga cotizando por ellos hasta los 61 años.
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