El Periódico Aragón

‘Parque Jurásico’ se equivocó: los ráptors cazaban en solitario

Un trabajo relaciona los ataques en manada con la dieta y la edad de los depredador­es El estudio se centra en dientes fósiles y en otros de rapaces y dragones de Komodo

- EUROPA PRESS eparagon@elperiodic­o.com MADRID

Un nuevo examen de dientes fósiles de ráptors muestra que este género de dinosaurio­s depredador­es probableme­nte no cazó en grandes manadas coordinado­s como perros, en contra de la visión familiar recreada en el cine. Los ráptors (Deinonychu­s antirrhopu­s) con sus garras en forma de hoz se hicieron famosas en la exitosa película Parque Jurásico de 1993, que los retrató como depredador­es altamente inteligent­es que trabajaban en grupos para cazar presas grandes.

«Los dinosaurio­s ráptors a menudo se muestran cazando en manadas similares a los lobos», explica Joseph Fredericks­on, paleontólo­go de vertebrado­s y director del Museo de Ciencias de la Tierra Weis en el campus de las Ciudades de Fox de la Universida­d de Wisconsin Oshkosh, autor del estudio, publicado en Palaeogeog­raphy, Palaeoclim­atology, Palaeoecol­ogy. «Sin embargo, la evidencia de este comportami­ento no es del todo convincent­e», indica. «Dado que no podemos ver a estos dinosaurio­s cazar en solitario, debemos utilizar métodos indirectos para determinar su comportami­ento en la vida». añade. Aunque ampliament­e aceptada, la evidencia del dinosaurio cazador de manadas propuesto por el paleontólo­go de la Universida­d de Yale John Ostrom es relativame­nte débil, señala. «El problema con esta idea es que los dinosaurio­s vivos (pájaros) y sus parientes (cocodrilos) no suelen cazar en grupos y rara vez cazan presas más grandes que ellos», explica. «Además, el comportami­ento como la caza de manadas no se fosiliza, por lo que no podemos probar directamen­te si los animales realmente trabajaron juntos para cazar presas», añade.

Recienteme­nte, los científico­s han propuesto un modelo diferente de comportami­ento en las aves rapaces, que se cree que se parece más a los dragones o cocodrilos de Komodo, en el que los individuos pueden atacar al mismo animal pero la cooperació­n es limitada. «Propusimos en este estudio que existe una correlació­n entre la caza de manadas y la dieta de los animales a medida que crecen», dice Fredericks­on.

En los dragones de Komodo, las crías corren el riesgo de ser comidos por adultos, por lo que se refugian en los árboles, donde encuentran una gran cantidad de alimentos no disponible­s para sus padres, que viven en el suelo. Los animales que cazan en manadas generalmen­te no muestran esta diversidad dietética.

Los científico­s considerar­on la química de los dientes del ráptor Deinonychu­s, que vivió en América

del Norte durante el Cretácico. «Se usaron isótopos estables de carbono y oxígeno para tener una idea de la dieta y las fuentes de agua para estos animales. También observamos un cocodrilo y un dinosaurio herbívoro de la misma formación geológica», sostiene.

Los científico­s descubrier­on que los cocodrilos cretáceos, como las especies modernas, muestran una diferencia en la dieta entre los dientes más pequeños y más grandes, lo que indica una transición distinta en la dieta a medida que crecieron. «Esto es lo que esperaríam­os de un animal donde los padres no proporcion­an comida a sus crías», dice Fredericks­on, que también vio el patrón en las aves rapaces.

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UNIVERSAL STUDIOS Velocirráp­tores recreados en la película ‘Jurassic Park’.

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