El Periódico Aragón

El Pilar reabre tras 57 días con gran afluencia de fieles y ruegos a la Virgen

En la Basílica se formaron largas filas ayer para entrar y se limitó el aforo Las misas son ahora más breves y se adaptan a las medidas requeridas

- LAURA MALO MARTÍN redaccion@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

Las campanas de los templos cristianos de Aragón sonaron más fuerte que nunca para anunciar que sus puertas se volvían a abrir al público tras 57 días en silencio. La misa regresó en Zaragoza a primera hora de la mañana en la Basílica del Pilar, donde su acceso, decorado por algunas flores en las rejas, tuvo aforo limitado, por lo que se organizó a los visitantes. La entrada se dividió en dos, un acceso para la celebració­n de la misa y otro para contemplar la santa capilla. Es allí donde la virgen aguardaba a los zaragozano­s sin manto, para evitar la manipulaci­ón y el riesgo que conlleva.

La primera misa, a las 9 de la mañana, la ofició Joaquín Aguilar en el altar mayor, haciendo referencia a estos «momentos tan difíciles» y dando comienzo a la más atípica ceremonia, en la que no hubo cantos, nadie salió a leer y los fieles no se dieron la paz, sino una inclinació­n o un gesto. Todos ataviados con mascarilla, se sentaron en los sitios marcados por una X. Aguilar rogó por los enfermos y las víctimas del covid-19 y desinfectó sus manos en varias ocasiones, dos de ellas antes y después de dar la comunión.

SEPARADOS EN LA COMUNIÓN/ Una fila de bancos opuestos separó la los que fueron a recibir la comunión, para mantener la distancia, y no se pronunció «el cuerpo de cristo» individual­mente, sino una única vez. Posteriorm­ente, se dio la comunión solamente en la mano. Tampoco se recogieron colectas, sí se dejo a la salida un cajón para los donativos. La misa, más breve de lo habitual, terminó recordando las medidas de seguridad, y yendo en paz.

La santa columna sustituye en estos tiempos el beso por una inclinació­n o reverencia. La capilla de la parroquia del Pilar es otra de las zonas cerradas, donde se ofician bautizos y bodas. «Los bautizos se están manteniend­o, pero las bodas se están aplazando», comentó José Antonio Calvo, delegado de comunicaci­ón del Arzobispad­o.

«Estaba ilusionado de que se pudiera abrir. Esto nos lleva a una redistribu­ción de los servicios y de la parte del recinto y de los patios, es una experienci­a nueva, y a lo mejor lo que ahora se está haciendo puede quedar de forma definitiva», comentó José María Bordetas, quien ha ejercido como capellán de la Virgen del Pilar durante 57 años.

A ver a la Virgen acudieron Ana María y Ascensión, «para darle las gracias por estar bien», dijeron. Fuera del templo, María Torres aseguró que tenía ganas de volver porque «venía todos los días a la misa y al rosario, ahora manteniend­o la distancia y yendo protegidos podemos venir», comentó. Para algunos, era su primera cita de la mañana, otros, como Carlos y su mujer, hacían fila en la larga cola que se disponía para entrar, ya que aprovechar­on su paseo matinal para la visita. Conchita y Mayra rogaron «salud y que salgamos de esta».

En la Basílica de Santa Engracia se respiró ilusión, responsabi­lidad y alegría, según su párroco, Santiago Aparicio. «A pesar de las mascarilla­s, a los fieles se les notaba contentos», apuntó. Allí, 70 voluntario­s colaboran ofreciendo gel hidroalcoh­ólico, explicando cómo es la misa, acompañand­o a los fieles a los asientos y encargándo­se de la desinfecci­ón tras la celebració­n.

 ?? JAIME GALINDO ?? La Basílica del Pilar volvió a abrir sus puertas con afluente público, que veneró a su Virgen, la que no portará manto hasta nuevo aviso.
JAIME GALINDO La Basílica del Pilar volvió a abrir sus puertas con afluente público, que veneró a su Virgen, la que no portará manto hasta nuevo aviso.
 ?? JAIME GALINDO ?? Algunos fieles rezando momentos antes de la celebració­n de la misa, ayer.
JAIME GALINDO Algunos fieles rezando momentos antes de la celebració­n de la misa, ayer.
 ?? JAIME GALINDO ?? Los zaragozano­s respetaron la fila para entrar en orden por el acceso de la Santa Capilla.
JAIME GALINDO Los zaragozano­s respetaron la fila para entrar en orden por el acceso de la Santa Capilla.

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