Infodemia
Isidoro Berdié Zaragoza
Entendemos por infodemia una informacion viral, exceso de informacion al público por lo que es imposible asimilarla, dejando a la persona inerme ante ella. Esta destruye la opinión pública, la atomiza y la hace indigerible, aumentando el miedo y la sensación de inseguridad entre las masas, que necesitarán un líder salvador en ese estado de terror, que les conducirá normalmente al matadero, a la extincion de grandes grupos humanos: Mao, Lenin, Stalin (comunistas), Hitler (nacional socialista). Frente a esta situación, nuestra propuesta es potenciar la capacidad de razonamiento individual y nuestra propia percepción de la realidad, y no las que nos quiere vender la infodemia.
Para comenzar, como hacía Sócrates, debemos reconocer primero nuestra propia ignorancia, sin renunciar a aprender más, siguiendo la recomendacion de Kant: «Sapere aude», atrévete a saber, todo depende de cada uno, ese es nuestro mayor orgullo frente a las máquinas del pensamiento de la infodemia reinante. Pongamos en actividad las propias neuronas e invitemos a los demás a hacer lo mismo, para que expresen sus propias opiniones, que serán siempre consideradas como un enriquecimiento y siempre bienvenidas.
Nos proponemos ampliar el frontispicio de Delfos, allí estaban escritos los ideales de la cultura griega y que los avatares de la Historia redujeron a cenizas que son la base de nuestra cultura. Delfos es nuestro modelo, que se hace necesario ahora ampliar con la colaboración de todos, todos tenemos nuestro espacio para poner allí nuestro granito de arena, no importa el tamaño, importa que la iniciativa sea propia y no de las máquinas de la infodemia, manejadas por no sabemos quién ni con qué objeto. Nada se escapa a la voraz ingenieria social de la infodemia, pero frente a ella se halla el corazón del ser humano, donde residen dos facultades: la inteligencia y la voluntad, únicos entes que pueden construir un mundo humano.
Todas ideologias conducen a distopías, mundos y sociedades inhumanas, y ante ellos de nuevo Sócrates, con su docta ignorancia, consciente de que ignora, de lo cual no es la máquina, como tampoco de que se equivoca, y la persona sí.