Falsos cristianos y ateos
En plena pandemia, unos autodenominados «abogados cristianos», en vez de abogar por lo que predicó Jesús: ayudar a sus prójimos, hoy tan aquejados de enfermedad y creciente pobreza, como hizo el buen samaritano, insisten de nuevo en que se castigue civilmente (contra la Constitución) a un comediante Willy Toledo, por blasfemar.
Tampoco es adecuada la posición de ese artista en escándalos que le den fama y dinero. Sus provocaciones no hacen sino reafirmar a sus adversarios en sus posturas, lo que hace sospechar que ese hombre, o no es muy listo, o come a dos carrillos. Porque un ateo coherente no puede maldecir en serio al que cree que no existe.
Solo un cristiano puede blasfemar de verdad, pues cree que Dios existe; más aún, si cree que Él está en todas partes, también afirma esa invisible omnipresencia, ese misterio, cuando dice, como Willy Toledo, «me cago en Dios».
Debemos, pues, preocuparnos de las muy graves y urgentes crisis que tenemos, no de falsos abogados cristianos ni de perjudiciales provocadores ateos, que perturban nuestra convivencia y nos distraen de atender a nuestros gravísimos problemas actuales.
Fernando Gomis Mas
Barcelona