El salto a un regreso lleno de incógnitas
Hoteles, centros comerciales y salas de eventos avanzan hacia la normalidad con incertidumbre La mayor duda es saber si la ciudadanía está preparada para la convivencia en las zonas comunes
Ha llegado el momento para muchos de los negocios que llevan aguardando el salto a la fase 2 de la desescalada y aún no saben si están listos para abrir las puertas después de más de dos meses de parón. Necesitan un regreso que está a punto de llegar y lo hacen lleno de incógnitas sobre las múltiples condiciones que se ponen, en materia de seguridad sanitaria. Quizá muchos requerirán de una inversión adicional previa, pero esta desescalada, que necesita un manual de buenas prácticas, no permite perder más tiempo.
Este es el caso de los centros comerciales a los que solo se les dejará acoger el 40% del aforo habitual en las tiendas y el 30% en zonas comunes, los salones de bodas, ceremonias y otros eventos que solo serán posibles si hay 50 personas en el interior o 100 si se realiza al aire libre. O los restaurantes que ya tienen los fogones preparados para funcionar pero la sala esperando a que el Gobierno central diga cómo pueden o deben transformarse. O los hoteles, herramienta durante la pandemia para dar alojamiento a sanitarios o asintomáticos que ahora desconocen qué cambios aplicar a su infraestructura para que sea segura para quienes llegan para disfrutar de la comunidad, no para encontrar cobijo ante el covid-19.
Esa puesta a punto nunca será la misma en una pequeña tienda que en unas instalaciones gigantescas. Y tampoco nadie ha expli
cado cómo o quién vigilará que se respetan las distancias mínimas o la protección individual en un recinto en el que las zonas compartidas son múltiples. Y si a la ciudadanía en general le está costando aprenderse esa normativa sanitaria para salir a dar paseos o hacer deporte, en forma de horarios o de separación obligatoria, ¿cómo será esa misma adaptación para ir de compras por un centro comercial, desayunar en un hotel o celebrar una boda ante familiares y amigos que no puedan ni abrazar a los novios?
No es lo mismo navegar en la desescalada con un local de menos de 400 metros cuadrados que con un portaaviones de miles de ellos. Pero el denominador común está ahí y es el de las ganas, la necesidad desesperante, de poner fin a este parón. Arrancar la actividad para intentar sobrevivir y afrontar la incertidumbre de no saber cómo responderá la demanda. Porque la clientela es la clave de su regreso y esa respuesta, cuántos y cómo lo harán, es la que estos negocios deben saber gestionar. Si son pocos, todos los preparativos y requisitos para poner a punto sus instalaciones no les habrá servido de mucho. Si son muchos, quizá no puedan atender a todos y eso les acabe ahuyentando. Un riesgo latente que está presente.
Por eso muchas de estas empresas lamentan la indefinición previa a la fase 2 en cuanto a estos requisitos, que les impide prepararse con antelación para ultimar una reapertura que, en estas condiciones, será difícil que se produzca el primer día. Pero no tardarán mucho porque el tiempo apremia y la clientela les va a buscar.
El sector servicios es, sin duda, el que más difícil lo tiene en esta desescalada de la pandemia que avanza de forma desigual en el territorio. Seguir los criterios sanitarios hace que, por ejemplo en el caso de Aragón, surja la duda de si Zaragoza avanzará al mismo ritmo que el resto de municipios. Aunque lo único que separará a los negocios que pueden abrir y a los que no es la fecha definitiva para su vuelta. Llevar a la práctica todo será para todos el mismo salto a lo desconocido. Y en paralelo, algunas firmas ya están pensando en reorientar su actividad, para dar con ese equilibrio entre la salud y la economía que nadie les ha garantizado. Al menos, por ahora.
☰
Los negocios se preparan para las distancias mínimas pero es el cliente el que deberá respetarlas
Elementos como los hidrogeles se van a ir incorporando al mobiliario de estos espacios comerciales