Luis Sepúlveda
Ya hace unos días que nos dejó Luis Sepúlveda, una víctima más del coronavirus, hombre inquieto, romántico, reivindicativo, inconformista, en fin, no acabaría con los calificativos y desde luego, que dejará contentos a unos, y a otros, no tanto, pero a nadie, indiferente. Literariamente, polifacético, yo siempre lo asocio a su novela Un viejo que leía novelas de amor. Novela situada en la selva amazónica ecuatoriana, con escenarios verídicos, con personajes reales, que nos transmite una realidad mágica, que consigue que nos identifiquemos con los hombres que respetan, que aman las leyes de la naturaleza y no con los antagonistas, que se creen poseedores del progreso, con aquellos que tratan de alterar el orden natural, intentando domesticarla. Es una propuesta ecológica, en la que quiere defender la pureza de los salvajes.
El personaje protagonista, un viejo neorromántico, que empatiza con ellos, cumple sus leyes, respeta y se sitúa en su campo axiológico y en su forma de vida, neófito de la selva, pero que intenta aprender, asimilar todo. Antonio José Bolívar, hombre pacífico, neorromántico, enamorado de su mujer a su manera y costumbres, al que además le gusta leer novelas de amor, de las que hacen sufrir, pero que tengan un final feliz.
Amigo y admirado Luis DEP.