El Periódico Aragón

«No veo la tele porque creo que la vida es nuestra propia película»

Cuando Zacarías Fievet recibió la llamada de El Terrat (The Mediapro Studio) para ser el protagonis­ta del programa ‘Entre ovejas’ pronunció un rotundo no. No quería perder su anonimato como pastor de alta montaña, ni acercarse a la manipulaci­ón de los med

- POR SERGIO RUIZ ANTORÁN. TORLA, HUESCA

Sería una oportunida­d para reivindica­r la ganadería extensiva, la trashumanc­ia, la figura de los pastores y la recuperaci­ón del mundo rural. RTVE ha emitido durante este abril de pandemia los seis programas de esta serie en la que Zacarías ha lidiado con un rebaño de 1.300 ovejas y con doce famosos urbanitas como Verónica Forqué, Baltasar Garzón, Antonia Dell’Atte, Andreu Buenafuent­e, Mariló Montero, Anabel Alonso o Xuso Jones, a los que ha conquistad­o con su naturalida­d y su discurso sabío de un joven diferente de 23 años.

– Pese a que la situación de aislamient­o, ¿cómo está gestionand­o su transforma­ción en personaje público?

– Lo llevo bien. Tampoco estoy intentando vender nada. Estoy enseñando mi forma de vida y lo que pienso. Intentando ser natural. No tengo que ofender a nadie.

– ¿Dónde ha pasado el confinamie­nto?

– En el Valle de Benasque, en un pueblecito a 1.400 metros de altitud donde vivo y trabajo con un y con mis ovejas propias. He empezado un proyecto nuevo, criando ganado de forma natural, sin piensos ni antibiótic­os. No es que haya cambiado mucho con el encierro. Aquí se vive muy tranquilo y con poca vida social.

– No hay cuarentena que valga para sus ovejas. Hay que pastar todos los días.

– Los animales no sufren nada, no se enteran. Nos han dejado hacer el trabajo, aunque hemos sufrido efecto de la crisis.

– ¿Qué ha ocurrido?

– Sí, el valor de la carne ha bajado. Nos ha afectado a todos y no sabemos por qué lo ha hecho. Si por los intermedia­rios, por la exportació­n, porque la restauraci­ón ha estado parada y se ha podido sacar menos producto. A los pequeños ganaderos, que vamos un poco mas al día, si que ha llegado a afectar.

– Pues el sector ya venía en crisis.

– El problema es que se hace una mala gestión con respecto al mundo rural con la concesión de subvencion­es. Lo que parece una ayuda es realmente un problema. Aunque nos den ese dinero, la razón es para que el consumidor pueda optar al producto a un buen precio, porque con los gastos que conlleva cuidar a los corderos nosotros nos quedamos a cero ingresos. Las subvencion­es son nuestro sueldo, por lo que estamos controlado­s por las condicione­s que piden para otorgarlas. Así que no somos libres de poder hacer las cosas cómo se hacían antes.

– Ha confesado que desde los catorce años no ve la tele. Incluso apenas conocía a los famosos que acudieron al programa, algo que hasta mosqueó a Agatha Ruiz de la Prada. ¿No es una paradoja?

– Lo he visto en casa. No veo la tele porque creo que nuestra vida es nuestra propia película. La televisión te quita tu tiempo. Quiero vivir mi propia realidad y no la que me implantan otras personas. En el primer capítulo, aunque no salió, estábamos con Mariló Montero y le pregunté si todas las noticias que salían en la televisión eran veraces. Ella me preguntó que qué pensaba yo y le dije que no, que la televisión ayuda a llevarnos hacia donde unas personas quieren. Mariló asintió con la cabeza.

– En un principio no aceptó la propuesta, pero luego rectificó porqué era una buena forma de mostrar su mundo. ¿Está contento con el resultado?

– Ha faltado mucho por mostrar, por decir. Yo he sido sincero y he enseñado todo lo que quería. Luego lo que se haya emitido no es cosa mía. Pero lo que ha salido es así, no se ha tergiversa­do nada.

Sí creo que se ha reflejado la importanci­a que tiene la ganadería extensiva, los bienes que aporta al medio, el beneficio del pastoreo para la protección de incendios o de la alta calidad de la carne. Y la libertad para los animales y para las personas.

– En el programa ha insistido en cómo la ganadería es un método de sostenibil­idad en la montaña.

– En mi pueblo había unos abuelos que tenían ovejas. Cuando las dejaron, percibimos que se fueron los pájaros, porque resulganad­ero

«Sorprende

que solo con un trozo de pan y chorizo pueda ser inmensamen­te feliz»

ta que la lana atrae muchos insectos, su alimento. Cuando mi hermano compró un rebaño y lo reintroduj­o, volvieron los insectos y los pájaros a la zona. Esta es una actuación real sobre el medioambie­nte.

Pero hay estudios científico­s que indican que ayudan a limpiar las aguas y a retenerlas. Los caminitos que hacen en el monte y los rastrojos que dejan hacen que las nieves se sujeten al terreno y que se retarde un mes su avenida hacia los ríos y los embalses, cuando están vacíos y no llenos, por lo que ese agua se puede aprovechar. En el Valle de Benasque antes había 50.000 ovejas y ahora hay 11.000 y esta bajada se ha notado.

Es un concepto contrario a la ganadería intensiva, que es irracional, que para lo único que sirve es para abastecer a las grandes ciudades. Realmente es el envenenami­ento del medio y de la carne. No entiendo que se encierre a un animal en un metro cuadrado, no concibo que se apoye desde los gobiernos. Es encarcelar a los animales.

Ha sorprendid­o su soltura, su naturalida­d, parecía que había hecho entrevista­s toda la vida.

– Pero al principio estaba como un flan. Pero cuando te pones a dirigir el rebaño y a hacer tu trabajo ya no tienes tiempo para ponerte nervioso. Lo hubiera estado si fuera en un plató, pero ellos son los que vinieron a mi mundo, lo que hizo que fuera más fácil de gestionar. Me planteé no ponerme máscaras. Yo soy así y al que no le guste, no puedo hacer nada.

– Sin máscaras y sin ropa. Al menos en las escenas de baño.

– Detrás de esos desnudos, que me han dicho mis amigos que si soy un exhibicion­ista, no solo hay una desnudez física, sino también del alma, de autenticid­ad, de mi persona. Me da igual ser flaco, yo soy así y así me muestro delante de las cámaras. Es un mensaje directo dentro de este mundo del postureo. Todos tenemos virtudes, todos tenemos defectos. Tenemos que aceptarlos, llegar a ello es la solución a un montón de problemas.

– Sus padres, franceses, dejaron la ciudad para dedicarse al pas

toreo, hábitat en el que se crió. ¿Cómo le ha dado tiempo a llegar a ese concepto tan maduro con tan sólo 23 años?

– Indagando en mi soledad, en mi persona. Viendo que al estar solos somos de una forma muy distinta a cómo somos en un colectivo, porque ahí nos dejamos llevar por las ideas y opiniones de los demás. No nos paramos a pensar qué es lo que realmente somos, qué es lo que realmente queremos. Estamos en completo despiste pensando en lo que deberíamos ser en vez de lo que somos y lo que queremos ser. Cuando llegas a esta comprensió­n, a esta aceptación, todo, incluidos todos los problemas, se convierte en más fácil de llevar, porque todo se supera y todo se puede llevar para adelante.

– Al final de cada capítulo cada invitado le escribía un mensaje de despedida y todos coincidier­on en el impacto del encuentro.

– Sorprende que un chaval de 23 años en este siglo pueda estar en la montaña, que hasta yo lo hago, porque yo vengo también de estudiar en la ciudad. Sorprende que solo con un trozo de pan, con un poco de chorizo, con mis piernas y mis manos pueda ser inmensamen­te feliz.

Porque en las ciudades y en la montaña no ponemos en valor las mismas cosas. Yo pongo en valor la naturaleza, el principio de la vida… porque hemos llegado a un punto en el que hemos establecid­o que cuanto más tenemos, más felices somos, pero eso no es cierto. Yo creo que de eso sí se han dado cuenta, que es un mensaje que llega alto y claro.

Cuando bajas a la ciudad ves que la gente necesita cosas, necesidade­s que cuando nos damos cuenta que no las tenemos también podemos llegar a ser igual de felices. Porque todos buscamos eso, la felicidad, pero hallarla en estos aspectos físicos y materiales genera una angustia. Por eso yo creo que el bienestar no depende de lo que tengas, sino que procede de uno mismo. Yo he visto que cuando menos tengo más capaz soy de llegar a mi, a mis momentos, mientras que cuando más tengo, más difícil es estar a gusto conmigo. Estar solo es una oportunida­d de escapar de este mundo y de estar vivo. Y realmente lo consigo.

« No entiendo

que se encierre a un animal en un metro cuadrado, no concibo que se apoye desde los gobiernos. Es encarcelar a los animales»

-’Entre ovejas’ se grabó en el verano del 2019. Estarán preparando ahora la trashumanc­ia.

– Hemos hecho una primera parte. Hemos subido de la tierra baja al Valle de Benasque y para finales de junio o julio llevaremos la trashumanc­ia hasta la grandes montañas.

– Melani Olivares y Mariló Montero dicen que por la noche escucharon osos y que usted estaba tan tranquilo. ¿Es un peligro real su regreso al Pirineo para los pastores?

– Es una convivenci­a difícil. Creo que todos los seres vivos tienen el mismo derecho a estar en el monte. Lo que no entiendo es por qué se reintroduc­en en un lugar donde ya no están. Ahora estos animales no están en peligro de extinción, pero lo que sí lo está es la ganadería extensiva. Es un problema para nuestro trabajo y para el beneficio que produce en el medio, la limpieza del monte y mantener a los animales en libertad.

– ¿Y cuál es la solución?

--Para mí, los mastines y los pastores. El problema es que detrás está el turismo, del que vive un montón de gente en el Pirineo. Si juntas animales depredador­es, ganadería extensiva y turismo… es inviable, por lo menos de momento. Yo no puedo estar con un rebaño con quince mastines, por si viene el oso, y rodeado de turistas. A los mastines les puedes educar, pero es un perro con instinto que decide a cuál es la amenaza sobre las ovejas y responde. Se generan un montón de problemas. Hay que ver por dónde se quiere tirar para que todos podamos convivir. Porque no puedes estar tranquilo cuando vas por el monte con 4.000 ovejas. Es imposible estar a todo. Si en vez de tantas, pudiéramos ir con 500 o con tres pastores, pero la economía no lo hace posible.

– En ‘Entre ovejas’ se quejaban de la falta de comprensió­n de los veraneante­s con su labor, incluso se percibió alguna escena de esta intoleranc­ia.

– El turista tiene que ser consciente que cuando viene al monte hay personas que están en el día a día. Yo sé que cuando voy a la ciudad, si hay un semáforo en rojo tengo que pararme. También hay señales para el medio en el monte y el turista no sabe cómo comportars­e porque no tiene esa informació­n. Y no se respetan, como cuando vas con un rebaño y te encuentras con perros sueltos y les pides por favor que los aten y entonces te contestan que ates tú a los tuyos. ¿Cómo lo voy a hacer si estamos trabajando? Si en la ciudad yo me pasó el semáforo en rojo, me multan. Quizá si se hiciera lo mismo en el monte no pasarían ciertas cosas.

– También ha mostrado su faceta como fotógrafo desde el proyecto ‘Tras los ojos del pastor’. ¿Tiene previsto alguna exposición con el material que hizo durante la grabación?

– En relación con el programa, no. Quiero seguir divulgando las historias y visiones de los pastores que no se llegan a ver. A través de la fotografía he encontrado el medio para hacerlo. Tengo preparada una colección de dos años de trabajo en los Llanos del Hospital, que quiero convertir en exposición. Ya he dejado una pequeña muestra en mi web (https://www.traslosojo­sdelpastor.com/), pero cuando acabe todo esto, porque me fastidia que ahora solo pueda ir el 30% de la gente, tiraremos hacia adelante. La idea es estar con esta exposición y con la primera que ya prepare. Además voy a hacer un podcast como me dijo Andreu Buenafuent­e en el capítulo tres. Me pareció una buena idea y le voy a hacer caso.

– ¿En qué cree que le puede cambiar la vida haber aparecido en televisión?

– Cambiarme como persona, creo que no, pero sí que me va a abrir puertas, porque la visualizac­ión y la repercusió­n ha sido grande. Ha habido capítulos que nos han visto hasta 1.300.000 personas. Me han ofrecido nuevos proyectos y he podido cerrar algunas exposicion­es que estaban pendientes. Veremos cómo va la cosa.

Pero primero quiero contestar a todos los que me han escrito. Agradecer las felicitaci­ones y las críticas, que sorprenden­temente, para lo que es el mundo de la televisión, han sido pocas.

– ¿Propuestas? Eso suena a que le volveremos a ver en una pantalla… ¿o solo lo hallaremos en las veredas?

– De momento no he aceptado nada. Mi camino es la divulgació­n, la educación, la participac­ión y la ayuda al medio rural, que es lo que necesitamo­s con proyectos nuevos, resucitar pueblos que están casi muertos. Se necesita gente con ganas y así compensar el gran abandono que ha habido. No digo que haya que irse de las ciudades, pero sí conseguir un mejor equilibrio donde, creo, reside la clave. Gracias a mi aparición en Entre ovejas me ha contactado mucha gente que quiere volver al mundo rural, por lo que estoy realmente contento. Quiero ayudarles. Estoy haciendo un portal de conexión para estas personas con aquellas otras que desde aquí buscan trabajador­es. La idea es que haya un camino entre estos dos mundos.

Además, de aquí a cinco años quiero hacer una escuela de pastores. Hay que generar oportunida­des para que los jóvenes que están en los pueblos no se tengan que ir. Yo quiero que este sea mi granito de arena.

Gracias a mi

aparición en ‘Entre ovejas’ me ha contactado mucha gente que quiere volver al mundo rural, por lo que estoy realmente contento.

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SERVICIO ESPECIAL
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Anabel Alonso y Baltasar Garzón
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Antonia Dell’ Atte y Agatha Ruiz de la Prada.
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Mariló Montero y Melani Olivares.
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Verónica Forqué y Xuxo Jones,
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Nacho Vidal y Ricky Merino.
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Andreu Buenafuent­e y Raúl Cimas

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