El Periódico Aragón

Desescalad­a con responsabi­lidad

- Editorial

Madrid y Barcelona entran en fase 1. La ansiada desescalad­a se inicia en las ciudades más afectadas por la pandemia. El momento es de especial relevancia. Por un lado, es un aliento de ánimo, un paso más hacia la nueva normalidad. Pero, por otro, significa adentrarse en un camino no exento de riesgos. Cabe extremar la prudencia y la responsabi­lidad colectiva e individual.

Las dos ciudades en fase 1 y el resto del país entre la fase 1 y la fase 2. Los datos son positivos y dan pie al optimismo. Al menos, a una tregua de verano. El Gobierno alimentó ayer ese optimismo al mostrarse abierto a acelerar la desescalad­a, reduciendo los 14 días previstos para cada fase, siempre que las circunstan­cias lo permitan. llegó incluso a apuntar que en los próximos días algunas comunidade­s saldrán del estado de alarma. Un estado de alarma, hay que recordar, cuya última prórroga finaliza el 7 de junio y que, si el Gobierno desea prolongar más allá de esa fecha, deberá buscar nuevamente acuerdos parlamenta­rios.

La desescalad­a avanza. Hay ganas de reencuentr­o social y necesidad de reactivaci­ón económica, pero no se descartan retrocesos. La amenaza de un rebrote de covid-19 no es ilusoria, y el sistema sanitario está exhausto. La detección y cuarentena de las personas que han estado en contacto con los infectados es clave para frenar la expansión. La dificultad para controlar esta pandemia ha sido la gran cantidad de asintomáti­cos que, de forma inconscien­te, han contagiado el virus a otros ciudadanos. Mantener la distancia social y el uso de la mascarilla es vital. Literalmen­te.

Aragón se ha preparado para afrontar la fase 2. Desde hoy se incrementa de forma notable el tráfico y el transporte público. Abren las grandes superficie­s, el sector de la hostelería podrá tener un aforo de hasta el 50% de su capacidad y, aunque cines y teatros aún no levantan el telón, habrá con toda seguridad más contacto social. La restricció­n de movimiento para los ciudadanos se aminora y es cuando más tiene que imperar el civismo y el sentido común para evitar un repunte del número de contagios.

La pandemia ha traído dolor y tristeza. También ha golpeado duramente la economía

Vienen días difíciles en los que cabe invocar un clima de confianza para alcanzar el máximo consenso en el diseño de los próximos pasos

y ha teñido de nubarrones el futuro. La mayoría de ciudadanos ha respondido de un modo ejemplar y el personal sanitario ha sacado fuerzas de flaqueza para salvar vidas. Pero la clase política no siempre ha estado a la altura. La tentación de hacer partidismo de la desgracia ha existido. El ejemplo de Madrid y la politizaci­ón extrema del pase a la fase 1 es la vía a evitar.

Seguimos inmersos en días difíciles. Tiempo habrá para revisar los aciertos y los fallos en la gestión de la pandemia, pero ahora no es el momento de la cortedad de miras. El Gobierno de Sánchez debe encontrar el modo de buscar complicida­des y sumar alianzas, evitar disputas estériles y pasos en falso. La serenidad es obligada. Vienen días en los que cabe invocar un clima de confianza para alcanzar el máximo consenso en el diseño de los próximos pasos. Hay demasiado en juego.

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