Desenfreno en Hollywood
¿Y si en la década de los 40, en su supuesta edad dorada, la meca del cine hubiera abierto sus puertas a los negros y los homosexuales y otras minorías, en lugar de marginarlos? Es la pregunta alrededor de la que se construye Hollywood, la nueva ficción creada – mano a mano con Ian Brennan– por el todopoderoso productor televisivo Ryan Murphy. La serie, que mezcla realidad y ficción para ofrecer una versión contrafactual de la historia de la fábrica se sueños, se ha convertido desde su estreno en Netflix en uno de los fenómenos del 2020, y en el proceso se ha rodeado del tipo de controversia que ha acompañado a Murphy durante buena parte de su carrera. ¿El motivo? Se le achaca que, mientras que usa las vidas secretas de figuras de la industria para fantasear sobre un pasado más tolerante e inclusivo, la serie desprecia las luchas mantenidas por los movimientos civiles. Lo que sigue es un repaso de esas figuras, y de lo que Hollywood inventa –o no– sobre ellas.
En su carrera, durante / la que protagonizó casi 70 películas, muchas como galán, permaneció dentro del armario – solo salió de él en 1985, poco antes de su muerte–; en 1955 se casó con la secretaria de su agente, Henry Willson, para acallar los rumores sobre su sexualidad. Hollywood nos muestra al novio de Hudson usando su discurso de aceptación del Oscar para hacer pública la relación en 1948, y ello provoca una revolución en la industria gracias a la que, en su seno, ningún gay tendrá que avergonzarse nunca de su sexualidad. Es una fantasía amable, pero los más críticos se preguntan: ¿no es una forma de trivializar el sufrimiento de Hudson?
En la serie, /
Hudson es cliente de la Golden Tip Gas, una estación de servicio que también funciona como prostíbulo. El establecimiento se inspira en la gasolinera que en los años 40 regentó Scotty
Bowers, conocido como el proxeneta de Hollywood. En sus memorias (2012) y más tarde adaptadas a la pantalla en un divertidísimo documental, Bowers confesaba haber proporcionado unas 150 amantes a Katharine Hepburn y compañía masculina a Errol Flynn, Tyrone Power, William Holden y, sí, Rock Hudson; asimismo, recordaba haber participado en ménages à trois tanto con Cary Grant y Randolph Scott como con Ava Gardner y Lana Turner. Su alter ego en Hollywood se queja de que, puesto que la salida de armario protagonizada por Hudson y su novio ha bastado para eliminar de un plumazo la homofobia, su negocio se ha resentido. En realidad, cuando Bowers cerró su gasolinera en 1950 no lo hizo por falta de clientes clandestinos: trasladó el negocio a las fiestas que constantemente se celebraban en las mansiones.
/Se convirtió en uno de los cazatalentos más poderosos del Hollywood de la época lanzando al estrellato a actores bellos como Hudson, de los que a cambio abusaba sexualmente. En la ficción de Murphy, tras buscar ayuda para corregir su comportamiento depredador y sus adicciones, Wilson logra establecer una relación sentimental saludable y producir la primera película mainstream de temática gay. De nuevo, la realidad fue muy distinta: el agente fue esclavo del abuso de sustancias toda su vida, y llegó a ser denunciado por muchos de quienes habían sido sus clientes.
/Se le recuerda no solo por haber dirigido grandes películas como Historias de Filadelfia (1940) y Ha nacido una estrella (1954) sino también por las fiestas dominicales que celebraba en su mansión de Beverly Hills. Su homosexualidad era un secreto a voces, y al parecer esas reuniones eran citas ineludibles para todos los gays de la industria. La serie las retrata como verdaderas orgías alrededor de la piscina. Cukor se encargaba de que hasta el más mínimo gesto sexual sucediera en la intimidad de las alcobas. Sabía que una sola prueba sobre sus hábitos privados bastaría para acabar con su carrera.
Gracias a su trabajo / en Lo que el viento se llevó se convirtió en la primera el primer afroamericano en ganar el Oscar y, como ella misma –encarnada por Queen Latifah– recuerda en Hollywood, la segregación racial que imperaba en la industria hizo que recogerlo fuera una humillación; el premio no impidió que durante el resto de su carrera siguiera encarnando a sirvientas y cocineras. Y aunque en la serie la vemos ejercer de mentora de una joven actriz negra que también se alza con la estatuilla, en el mundo real ningún Oscar fue a parar a una intérprete de color hasta 51 años después, cuando Whoopi Goldberg lo ganó por El color púrpura (1990).
Nada más aparecer, / asegura que, a las actrices de origen asiático, el público solo quiere verlas como «cortesanas sexualizadas y adictas al opio o a seductoras peligrosamente exóticas». Y es verdad que, fuera de la pantalla, Wong también habló siempre con franqueza de la discriminación que sufrió por ser la primera actriz chino-estadounidense de éxito. La diferencia es que, si el verdadero Hollywood la condenó al ostracismo, en el inventado por Murphy se convierte en la primera actriz de ascendencia china en ganar el Oscar.
En 1932, con 24 / años, la actriz se suicidó saltando al vacío desde la letra H del mítico Hollywood Sign –por entonces, en él se leía Hollywoodland– y se convirtió en un símbolo trágico de la crueldad de la industria del cine. El asunto principal de la serie de Netflix es la producción de un biopic sobre la vida de Entwistle; lo protagoniza una actriz negra, y en él la joven no acaba muerta sino bajando del letrero en los brazos de su amado. Hollywood le concede el final de cuento de hadas que nunca tuvo, aunque eso signifique negar la tragedia.
El retrato de Entwistle ilustra la contradicción de la serie. Murphy ama el Hollywood clásico. Pero, a la vez, el productor es consciente de que aquel era un lugar increíblemente machista, racista y homófobo, y por eso lo maquilla. En el proceso, parece querer decir que los problemas de discriminación en Hollywood se habrían solucionado si se hubieran tratado con la mentalidad de 2020 o si los miles de activistas que pasaron años trabajando por la inclusión le hubieran dejado a él encargarse de ello.
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Verdades y mentiras de la serie sobre las miserias de los años dorados de la meca del cine