Vergüenza en el Congreso

Un momento tan dramático como el que nos ha tocado vivir requeriría una clase política mucho más sensata que la que se manifiesta en el Congreso, y fuera de él, un día tras otro.

El último ejemplo, y son ya demasiados, el que dieron los partidos de la derecha, y no solo ellos, en la última sesión del Congreso en la que el Gobierno solicitaba la ampliación del estado de alarma con el fin de seguir vigilantes en la desescalada de la terrible pandemia que nos asola.

Resulta inaudito lo que cualquier ciudadano más o menos cuerdo tuvo que oír en dicha sesión. Parecería que el Gobierno poco menos que gozaba con hacer sufrir gratuitamente a la población: el insulto, la mentira, la sospecha, la amenaza, fueron moneda de cambio más que corriente ante los ojos y oídos atónitos de quienes seguíamos semejante despropósito sin dar crédito a un espectáculo tan falso como denigrante. La impresión de que lo único que importaba era el derribo del Gobierno fue más que evidente, el ejemplo que una vez más tuvimos de que la verdad, el buen sentido, la confianza y el acompañamiento a un Ejecutivo en una situación tan grave, brillaban por su ausencia.

Todo era barro, falsedad, odio. ¿Es este el ejemplo que quiere dar la clase política a la ciudadanía? ¿A dónde nos dirigimos por ese camino?

Demetrio Morato

Zaragoza