El Periódico Aragón

«No supimos ver la dimensión de lo que nos esperaba»

Sira Repollés afirma que el Ejecutivo autonómico ya ha hecho acopio de material

- IGNACIO MARTÍN imartin@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

«No he hablado nunca con Pilar Ventura (...) Sus palabras fueron desafortun­adas»

«Caímos todos en el mismo error: no supimos ver la dimensión de lo que nos esperaba»

«La sentencia dice que proveamos de material, y para eso ya estamos preparados»

—¿Ha aterrizado?

—Estoy en ello. Al principio da vértigo porque yo vengo de la asistencia pura y dura, pero no querría nunca olvidar de dónde vengo.

—No es la primera vez que la han reclamado desde la administra­ción. ¿Por qué esta vez dijo sí?

—Es verdad que me habían ofrecido cosas, pero soy muy vocacional en mi trabajo, una ginecólogo muy convencida de lo que hago y lo disfruto mucho. Cuando me llamaron en otras ocasiones, no tenía duda de que mi papel era seguir siendo ginecóloga en un mundo en el que disfrutaba. Pero se dio esta pandemia y me dio la sensación de que, ocupando un puesto en primera línea y siendo consciente de las dificultad­es que teníamos en ese momento los sanitarios, si me daban la oportunida­d de aportar mi experienci­a desde un puesto de responsabi­lidad, por mi vocación de servicio público no podía decir que no.

—¿Se convenció o se dejó convencer?

—Hablé con Lambán y mucha más gente. Con amigos, familia, compañeros de profesión, otros que están en esta institució­n y gente de confianza. No solo médicos, también enfermeras, celadores... compañeros de trabajo en suma. Todos me dijeron que tenía que estar aquí en este momento. Tenía muchas incertidum­bres y me sentía inexperta en muchas facetas, pero me convencier­on de que esta consejería necesitaba una persona que viniese de una primera línea como yo.

—¿Qué le pidió Lambán?

—Me dijo que necesitaba una persona de mi perfil en la consejería y que reunía las condicione­s que en ese momento se necesitaba­n. Aunque yo nunca había estado en política.

—¿Y usted qué le pidió?

—Fue una de las firmantes de la carta en la que los sanitarios cargaban contra la anterior consejera pidiendo su dimisión. ¿Cómo se siente con eso ahora?

—Cuando firmé esa carta era un sanitario más. Entendimos que eran unas declaracio­nes desafortun­adas, pero yo en ningún momento podía haber previsto que mi vida iba a dar ese vuelco en tres días. Me uní a mis compañeros en esa reclamació­n sin tener ningún tipo de pretensión.

—¿Qué fue lo que más le molestó de aquellas palabras de la anterior consejera en las que considerab­a que era un estímulo para los sanitarios fabricar sus propios equipos de protección?

—Fueron desafortun­adas. Nosotros teníamos una sensación de desprotecc­ión y había una situación que teníamos que solucionar sin dejar nuestro trabajo en ningún momento. Hubo un conjunto de cosas que nos molestaron, pero estoy convencida de que no se hizo con desprecio ni mala intención. Fue un falta de considerac­ión, vamos a decirlo así.

—¿Ha hablado con Pilar Ventura después del relevo?

—¿Su nombramien­to ha sido bien acogido entre los profesiona­les?

—Me consta que sí. Creo que ha sido porque soy una persona que llega de ese campo. Quizá también por mi carácter empático. Me gusta mucho dialogar, escuchar... Soy rocera, soy de pueblo, de Caspe. Me gusta mucho la gente de mi pueblo y de mi tierra y me gusta mucho tocarlos y abrazarlos, que es lo que peor llevo en estas circunstan­cias.

—¿Cree que un consejero de Sanidad siempre debería provenir del sector?

—Sí. Estás tratando con los proveedore­s de la salud. La primera línea es muy importante porque todo el sistema está dirigido al ciudadano, ahí pilota todo el sistema. Haber estado ahí te permite saber qué es lo que necesita el paciente, el médico, el personal... Conozco las necesidade­s básicas, la esencia del sistema sanitario, que es cuidar a las personas.

—Cuando juró el cargo tendió la mano a los profesiona­les. ¿Había faltado diálogo antes?

—Es lo que había vivido y lo que me habían transmitid­o. He tendido la mano a todo el mundo, es fundamenta­l escuchar y aprender. No es que sintiéramo­s que no nos tenían en cuenta a la hora de tomar decisiones, sino que probableme­nte había faltado compromiso, falta de escuchar.

—¿Qué se debió hacer mejor?

—Caímos todos en el mismo error: no supimos ver la dimensión de lo que nos esperaba. La enfermedad nos llevaba la delantera y era absolutame­nte desconocid­a. A toro pasado es fácil decir lo que podíamos haber hecho. A lo mejor nos faltó sinceridad, transparen­cia y explicar las cosas tal y como estaban. Era un periodo de mucha confusión y cualquier noticia se podía entender en otro sentido, desde las mascarilla­s defectuosa­s hasta la falta de métodos de protección. Si algo pudo fallar fue un poco de empatía, de conocimien­to, de saber escuchar.

—¿Qué es lo que no se puede volver a repetir?

—No nos puede pillar una segunda oleada sin estar preparados, pero para eso nos hemos tenido que emplear a fondo desde el primer día. Uno de los indicadore­s que nos piden para pasar de fase es tener reservas estratégic­as suficiente­s para afrontar una segunda pandemia de las mismas caracterís­ticas en condicione­s de seguridad. Eso está garantizad­o. No solo tenemos provisione­s de material sino que estamos garantizan­do suministra­dores estables de productos, preferente­mente de industrias aragonesas. Algunas empresas se han reconverti­do . También tenemos una reserva estratégic­a de respirador­es y aparatos de diagnóstic­o. Y tenemos un hospital de 400 camas en la Feria preparado para funcionar en cinco días.

—¿Se podrá abastecer Aragón?

—No. La capacidad de fabricació­n de las empresas aragonesas no da para las necesidade­s que puede tener. Hay que tener un estoc de todo y mantenido y recurrir a los mercados internacio­nales.

—Se ha hablado mucho de la gratificac­ión que planteó a los sanitarios y no a todos les ha parecido bien. ¿Cómo la quiere hacer?

—Cuando se habla de gratificac­ión, se entiende que es económica. Utilicé ese término porque fue con el que se dirigió a mí el señor Morón en las Cortes. Pero no es tanto una gratificac­ión lo que necesitamo­s, sino un reconocimi­ento de prestigio social, mejora en las condicione­s de trabajo y salida a nuestras necesidade­s.

—El reconocimi­ento ciudadano sí lo han tenido. Y muy grande.

—Por supuestísi­mo. Y ese reconocimi­ento es recíproco y nos hacía llorar (se emociona) cada día a las ocho de la tarde. El comportami­ento de toda la población ha sido tan ejemplar, con pacientes, fa

miliares, policías, bomberos... La reacción sacó lo mejor de todos nosotros (sigue hablando mientras le caen las lágrimas), jamás habríamos pensado que nuestra profesión podía estar tan reconocida. Cuando te dedicas a esto es por vocación y los pacientes son lo primero para ti, así que ese reconocimi­ento nos llegó muy dentro (se entrecorta pero no para). Nos sentimos muy agradecido­s a todos los aragoneses por la actitud que han tenido. Cuando digo todos es todos. Lo que hemos vivido aquí es muy distinto a lo que se ha visto en otras comunidade­s. Me siento muy orgullosa de ser aragonesa y médico, de pertenecer a esta región.

—¿Se ha planteado acometer cambios en el organigram­a?

—Sí. Me bullen las ideas y cuando estás aquí aún más porque ves potenciali­dades importante­s, cosas que se pueden mejorar. Es difícil abordar cambios estructura­les, pero si tengo posibilida­d lo haré.

—¿Qué podrían aportar si llega la segunda oleada?

—Tenemos desarrolla­dos los sistemas de informació­n para volcado de datos en tiempo real y actuación rápida, tanto en la población general como en poblacione­s de alto riesgo. Hemos evoluciona­do en tiempo récord y tenemos preparados sistemas de informació­n interrelac­ionados de tal forma que seremos capaces de detectar un caso y hacerle un seguimient­o en cualquier límite de Aragón. Esta evolución tan brutal es la que nos ha permitido plantearno­s otro tipo de medicina más virtual, la telemedici­na.

—¿Qué opina de la sentencia que ha condenado al Gobierno de Aragón por no suministra­r equipos de protección sanitarios en el inicio de la crisis?

—No es una sentencia firme porque hemos recurrido e imagino que no será la última. Todo es interpreta­ble. Yo no considero que esta circunstan­cia se pudiera prever o evitar, más bien lo contrario, que era imprevisib­le e inevitable. Lamento profundame­nte que los sanitarios no pudiésemos tener los materiales de protección que necesitába­mos, pero es algo que sucedió en todas las comunidade­s y países. No quiero interpreta­r la sentencia, pero lo que dice es que proveamos de material a nuestros sanitarios, algo para lo que ya estamos preparados.

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Sira Repollés, ayer en Vía Univérsita­s, junto al Departamen­to de Sanidad.
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CHUS MARCHADOR

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