Detenido en Dubái un sicario por dos asesinatos en la Costa del Sol
Vinculado con la muerte de un narco y las bombas colocadas ante la casa de otro La policía le siguió la pista por los tres continentes pero siempre lograba huir
Las extremadas medidas de seguridad que adoptaba impedían seguirle el rastro, pero tras una ardua investigación de casi dos años la Policía Nacional logró detener ayer en Dubái al jefe de una banda de sicarios del norte de Europa, al que se atribuyen dos asesinatos cometidos en la Costa del Sol.
Entre ellos, el de un hombre que fue abatido a tiros a la salida de la iglesia durante la comunión de su hijo. Su grupo, además, fue la responsable de algunas de las bombas puestas en locales y viviendas de lujo de bandas rivales.
La organización, dedicada al tráfico de estupefacientes y al ajuste de cuentas, ya había sido desarticulada. Solo faltaba el líder, un danés de origen iraní que logró huir a través de Marruecos. Según explican fuentes policiales, el grupo funcionaba como «una auténtica casa de cobro», compuesta por miembros de varias nacionalidades escandinavas y a los que se había investigado en más de 17 delitos de asesinatos.
La banda fue una de las protagonistas de la oleada de narcoterrorismo que se vivió en la Costa del Sol en el 2018. Acabaron a tiros con la vida de un narco a las puertas de una iglesia en Marbella, y también con la de otro empresario al que asaltaron a la puerta de su domicilio en una lujosa villa de Estepona.
La Policía, además, relaciona a esta organización con los dos artefactos explosivos que, en octubre de ese año, detonaron en una urbanización y un polígono industrial también en Marbella. Unas cotas de violencia poco vistas hasta ese momento y que se trasladaron a la Costa del Sol ante la presión policial en el cercano Campo de Gibraltar.
La pista de esos atentados llevó a los agentes a poner sus miras al crimen organizado del norte de Europa, especialmente en Suecia. Tras meses de laboriosas investigaciones sobre una organización asentada entre este país y España, se planificó un dispositivo policial para detener a los principales cabecillas de la red. La policía sueca precipitó la acción con la detención de uno de los investigados, y por este motivo se adelantaron el resto de las detenciones, pero el líder consiguió huir por el Estrecho de Gibraltar.
El fugitivo, que tenía en vigor una orden europea de detención y entrega y una orden internacional de detención dictadas por el Juzgado de Instrucción 2 de Marbella, no daba un paso sin tener la seguridad de que no quedaba ningún rastro, ni de comunicaciones ni de sus movimientos, lo que complicó enormemente la investigación. Desde Marruecos se trasladó a Emiratos Árabes Unidos, donde ha permanecido gran parte del tiempo. Su red de contactos criminales le permitió además viajar a Turquía, Dinamarca, Suecia, Qatar o Tailandia.
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