El Periódico Aragón

Tres acuerdos en un día

- Editorial

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, con el acuerdo para prorrogar los ERTE que mantienen bajo el paraguas de las prestacion­es públicas pero con su contrato laboral vigente a millones de potenciale­s parados en la mano, comentó ayer: «Una vez más, los agentes sociales nos dan ejemplo». Un «nos» que incluye a gran parte del sistema de partidos español, al que le cuesta poner las grandes necesidade­s del país, incluso en una hora de zozobra, por delante de sus intereses electorali­stas o equilibrio­s internos. Y eso que ayer no fue, precisamen­te, ninguna de las jornadas parlamenta­riamente más lamentable­s de las que hemos sufrido desde la declaració­n del estado de alarma. Más bien al contrario. La convalidac­ión del decreto que regula la situación, excepciona­l pero no sometida a las restriccio­nes del estado de alarma, que se ha venido en denominar «nueva normalidad» fue aprobada en el Congreso con los votos favorables de PSOE, Unidas Podemos, PP, Cs y PNV, entre otros. Y la oposición, únicamente, de un chirriante bloque del no formado por Vox, Bildu, ERC y JxCat.

El apoyo del PP a la convalidac­ión del decreto, y la predisposi­ción a negociar enmiendas cuando se tramite como ley, es un signo positivo que se suma a otros, como la apertura a pactar al menos las conclusion­es en el campo sanitario de la comisión sobre la reconstruc­ción o la simple decisión de dar protagonis­mo durante unos días a una voz razonable como la de la exministra Ana Pastor en lugar de a Cayetana Álvarez de Toledo. Con todo, la sinceridad del redescubie­rto espíritu constructi­vo de los populares aún deberá pasar una prueba de fuego: mantenerlo una vez cerradas las urnas en Galicia y Euskadi, y no repetir aquella jugada de un «giro al centro» para recoger los réditos electorale­s de la moderación para volver a echarse al monte de la crispación sin cuartel al día siguiente. Si se puede dudar de hasta qué punto el cálculo electoral

Si el cálculo electoral concluye que el diálogo ofrece réditos en las urnas, no hay motivo para no seguir por esta senda una vez se cierren

pesa más en el caso del PP que la responsabi­lidad, en el caso de los partidos independen­tistas cada vez es más difícil atisbar una postura o decisión que no esté condiciona­da por la toma de posiciones ante su electorado. Ninguna otra explicació­n permite justificar la negativa a un marco que intenta prever mecanismos para mantener la pandemia acotada sin un estado de alarma que desactive parte de las competenci­as autonómica­s.

Pero volviendo a los acuerdos que, respectiva­mente, renuevan las prestacion­es a los autónomos y prorrogan por tercera vez la fórmula de los ERTE haciendo que su vigencia alcance hasta el 30 de septiembre, en lugar del 30 de junio: son tres meses de respiro. Con flexibiliz­aciones y garantías. Para los trabajador­es de las empresas que no estén aún en condicione­s de reemprende­r una mínima normalidad en su actividad durante este verano. Para las empresas que puedan replegar parte de su plantilla bajo este marco de mantenimie­nto subsidiado del empleo si se deben dar pasos atrás en la apertura de la vida social y económica ante posibles rebrotes de la enfermedad. Para aquellas que se desenvuelv­en en sectores que pueden volver a la actividad más sobre el papel que de forma efectiva. Es muy probable que la tercera prórroga no deba ser la última, como reclamaron sindicatos y patronales. Pero las circunstan­cias, sobre todo las decisiones aún pendientes en Europa, son las que dirán en qué formato y con qué recursos será necesario y posible mantener este respirador activado el próximo otoño.

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