Macron, obligado a rectificar
Siempre es arriesgado extrapolar una elección local a nivel nacional, y más si se trata de unas municipales atípicas, distorsionadas por una abstención histórica. Pero lo ocurrido el domingo en Francia tendrá serias consecuencias en la política general y debe llevar al presidente, Emmanuel Macron, a dar un golpe de timón si quiere afrontar, dentro de dos años, las presidenciales con algunas posibilidades.
Además de la alta abstención, que no puede achacarse solo a la pandemia, lo más destacado de estas municipales es el avance de los ecologistas, que ganan, solos o en coalición con la izquierda, grandes capitales como Marsella, Lyon –la segunda y tercera ciudad del país–-, Burdeos –en manos de la derecha desde la posguerra– Estrasburgo, Poitiers o Besançon. En Lille, los verdes rozaron la victoria, aunque al final se impuso por la mínima la alcaldesa socialista Martine Aubry. Incluso el triunfo arrasador de Anne Hidalgo en París tiene una tonalidad verde porque la alcaldesa, en alianza con los ecologistas, había imprimido a la última parte de su mandato un fuerte componente ecologista. Una de las lecciones de estos comicios es que el futuro de la izquierda, con un Partido Socialista moribundo y una extrema izquierda irrelevante, se encuentra en la alianza permanente y estable con los ecologistas.
Además del mazazo del triunfo de la extrema derecha en Perpiñán, la derecha tradicional –que acaba de encajar otro golpe con la condena a cinco años de cárcel del ex primer ministro François Fillon– resistió en algunos de sus feudos, mientras que el partido de Macron no conseguía implantarse en el mundo local. El presidente no tiene más remedio que cambiar de política, que debe ser más progresista y más verde, y para ello remodelará seguramente el Gobierno, con la incógnita de si mantendrá o no al primer ministro, Édouard Philippe, más popular que él y que ha sido reelegido en Le Havre con un 59% de los votos.