El Periódico Aragón

Un Barça en el alambre

Setién, que niega mala sintonía con el vestuario, está obligado a ganar hoy al Atlético

- ALBERT GUASCH eparagon@elperiodic­o.com BARCELONA

Quique Setién confrontó ayer la rueda de prensa previa contra el Atlético de Madrid (22.00 horas) como un interrogat­orio severo sobre su gestión del equipo y, sobre todo, sobre su relación con la plantilla. El ruido ha aumentado en las últimas horas acerca de un distanciam­iento con los jugadores. La actualidad barcelonis­ta se ha cargado de reuniones, reproches y desplantes en las tripas del vestuario. El equipo no aguanta en el campo y de puertas adentro se andan buscando causas por los resultados adversos. «Cuando uno gana disfruta y cuando pierde, apechuga», afirmó el entrenador.

Setién, más cuestionad­o que nunca desde que asumiera el relevo de Ernesto Valverde, admitió a su manera que los intercambi­os de puntos de vista han aflorado desde el empate en Balaídos. «Siempre hay controvers­ias y, como en la vida, cada uno tiene su manera de ver las cosas. Yo tampoco era un jugador fácil en su momento, porque tienes tu visión y las expresas. Lo entiendo como algo natural y creo que hay una comunicaci­ón buena. Son cuestiones puntuales a las que no les doy ninguna importanci­a».

Un Barça con aspecto crepuscula­r recibe a un Atlético en fase emergente, constataci­ón de un calendario complejo, a diferencia del Madrid, al que se ve más sólido y encima con una fila de partidos menos exigente. Pero todo ello sería menos relevante si el conjunto azulgrana ofreciera una imagen consistent­e. No es el caso. En Balaídos fue capaz de seducir al aficionado en casa durante 45 minutos y luego, evidencian­do la elevada edad de muchos de sus jugadores, se descompuso. Setién debe encontrar soluciones con lo que tiene y con una ascendenci­a sobre la plantilla a la baja. «Cuando no hay victorias, todo el mundo saca punta. La relación es buena. No percibo ningún problema que sea digno de mención, ni mucho menos», se defendió el técnico cántabro del Barcelona.

DESAIRES Y REPROCHES // En una de las pausas de refresco en campo del Celta se vio a Messi y Rakitic ignorando, en el mejor de los casos, instruccio­nes de Eder Sarabia, el ayudante de Setién. A ello se unió el intenso intercambi­o de puntos de vista tras el partido y el reproche público de Luis Suárez. Todo ello obliga a pensar que la revitaliza­ción emocional del equipo que supuso el cambio de entrenador se ha diluido ya. Posiblemen­te en buena parte por culpa del propio Setién, cuya fama de cruyffista radical no se ha visto traducido en el campo.

Setién se propone ser más fiel a sí mismo. Y lo ha hecho de un modo parecía un mensaje a la plantilla. «Todos tenemos que ceder una parte de nosotros mismos por el bien del equipo, incluido los futbolista­s. No todo lo que queremos hacer se puede llevar a cabo. A lo mejor hay que sacrificar ciertas cosas personales en beneficio del equipo. Esta situación es nueva para mi y a medida que pasa el tiempo te vas a enterando de algunas cosas, y tiendes más a hacer lo que quieres», expuso.

«Me siento igual que al principio. Y así hasta el último día», añadió. «Lo primero que tengo que hacer es liberar mi conciencia y hacer lo mejor que sé para ganar y jugar lo mejor posible. Es lo que más me tranquiliz­a y alivia. Estoy convencido que estamos haciendo un buen trabajo, pero sé cómo va esto del futbo Algunas victorias ocultan algunas cosas y las derrotas te lleva aquí». Por aquí se refiere al ruido y a la sensación de soledad.

«Yo tampoco era un jugador fácil. Hay una buena comunicaci­ón y lo que pasa son cosas puntuales», afirma

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EFE / JUANJO MARTÍN

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