La región del Alto Karabaj toma aire con un frágil alto el fuego
Muy pocos confían en que la tregua se consolide en el tiempo
Justo pasaban 15 minutos de las 12 del mediodía de ayer cuando todo parecía condenado al fracaso: las alarmas antiaéreas de Stepanakert, en Alto Karabaj (o Nagorno Karabaj), rugían en el cielo despejado de una mañana radiante, y el alto el fuego humanitario pactado de madrugada entre Armenia y Azerbaiyán temblaba. Pero nada grave ocurrió: los aviones azerbaiyanos que volaban sobre la capital de la autoproclamada república –cuyo territorio es internacionalmente reconocido como de Azerbaiyán– se marcharon sin más. El alto el fuego permanecía anoche en pie.
Durante la tarde, tan solo un par de horas después de que se iniciase, tanto Armenia como Azerbaiyán se acusaron mutuamente de no respetarlo. Los combates, según los respectivos ministerios de Defensa, se concentran en el pueblo de Hadrut, cerca de la frontera con Irán. Este viernes, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, anunció que sus tropas lo tenían bajo su dominio. Los armenios lo negaron y subrayaron que los azerbaiyanos intentan conquistar esta población para darle la razón a su presidente. Stepanakert, tras dos semanas encerrada en sus sótanos, empezaba a salir de nuevo. Yo no creo demasiado en este alto el fuego. Hoy la cosa está bien, pero ¿y mañana? No me fío del enemigo», decía Marina, una farmacéutica.