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El baile de cifras en torno al covid en España se estabiliza en esta segunda ola de la pandemia Los expertos reclaman mejorar los sistemas de notificación y recuento
«Hay tres tipos de mentiras: las mentiras, las grandes mentiras y las estadísticas». La cita que popularizó Mark Twain es una máxima para quienes estudian la realidad que muestran los datos: las cifras no suelen mentir, pero sí puede hacerlo la interpretación que se hace de ellas. Y aunque no en todos los momentos de esta pandemia se disponía de los necesarios, el balance que hacen los expertos consultados es más positivo que el caos que a menudo han llegado a percibir los ciudadanos.
«Ha faltado pedagogía», explica Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología. «Lo que ha ocurrido con las muertes se conoce bastante bien y se explica bastante mal», añade. El primer dato que nos arrolló fue el goteo de muertos que se contaban por cientos. Cuando empezó a detenerse, la cifra total se puso en cuestión. La oposición hablaba de «muertos ocultos» y los datos que dejaba el MoMo (Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria) o el INE se contraponían sin ningún contexto a los que recopilaba Sanidad. Y hasta hoy. «Que ahora el Gobierno diga que son sus cifras las que valen cuando no saben ni contar los fallecidos en la pandemia es incoherente y preocupante», decía el viernes el líder del PP, Pablo Casado.
Las 32.929 muertes que las comunidades han remitido a Sanidad son las que certifican los médicos tras un diagnóstico positivo confirmado, pero hay técnicas estadísticas que permiten estimar las muertes reales a partir de la comparación con la
Sanitarios y pacientes.
- mortalidad esperada para ese periodo de tiempo. El MoMo, por ejemplo, registra 44.725 defunciones en exceso desde el 13 de marzo. «Las dos cifras son valorables, se trata de saber explicar qué significa cada una», explica Godoy.
Sin exactitud
Los muertos que deja la pandemia no se sabrán nunca con exactitud. Desde la Sociedad Española de Salud Pública, Ildefonso Hernández asegura que es «lo habitual en mortalidad». «Las muertes no son todas las que deberían estar, pero eso lo sabe cualquiera que conozca los déficits de calidad de los datos, y se han utilizado para ventajismo partidista», asegura el que fue director general de Salud Pública entre el 2008 y el 2011.
Como en todo lo relacionado con la pandemia, los primeros meses fueron los más difíciles. Fernando García, portavoz de la Asociación Madrileña de Salud Pública, cree que el problema de los datos «fue consecuencia de que no se pudieron hacer todas las pruebas diagnósticas a los casos sospechosos entre marzo y mayo, pero esa situación se ha corregido». Que los datos sean fiables es imprescindible para todo lo que venga detrás.
Godoy insiste en que «una buena parte de los casos de covid son subclínicos y no llegan nunca al sistema sanitario». Es la transmisión silenciosa, mucho más difícil de detectar, pero en la que el sistema de salud debe volcar sus esfuerzos. La falta de tests solo mostró la punta de un iceberg desco