El banquillo eterno de Lucas
Alcaraz, de mal recuerdo en el Zaragoza, suma 26 temporadas seguidas de técnico
Es indiscutible la reputación de un entrenador con 26 temporadas consecutivas en los banquillos. Lucas Alcaraz ya batió hace dos años, cuando llegó al Zaragoza, el récord de longevidad continuada de Roque Olsen, dejando claro que el técnico granadino (21-06-66) vive por y para el fútbol. Sin embargo, sus mejores años parecen ya más cosa del pasado, por mucho que la salvación ajustadísima del Albacete en el curso anterior, sumando 24 puntos en 16 jornadas, le haya dado un crédito que en La Romareda quedó por los suelos. El sobrino de Manolo González, el tercer zaragocista con más partidos, firmó solo cinco puntos en ocho jornadas tras relevar a Idiakez. Una victoria, dos empates y cinco derrotas, el peor balance de un técnico del Zaragoza en Segunda. Ahí es nada.
Recurrió Lalo a Lucas Alcaraz tras la opción fallida por Idiakez. La apuesta era por la experiencia, por alguien con currículum y precedentes que debía mejorar al Zaragoza que venía de caída. Nada más lejos, empeoró lo poco que había logrado su antecesor, sobre todo las relaciones con el vestuario, y no mejoró nada. Su Zaragoza fue un bloque sin identidad y lleno de bandazos, alternando defensas con cuatro atrás y otras con tres centrales, con muchos cambios y poca claridad. Al menos, sí dio una oportunidad a Pep Biel. El equipo, lejos de levantarse, se hundió y Lucas Alcaraz, que siempre había proclamado su deseo de llegar a La Romareda por su tío, se marchó en silencio, con toda la pena y sin gloria.
En su amplio historial, iniciado en el Granada, en su tierra y en Segunda B cuando solo tenía 29 años, hay 333 partidos en la categoría de plata, entre Recre, Xerez, Murcia, Córdoba, Almería, Zaragoza y Albacete. Otros 274 en Primera y 143 en Segunda B. Desde el 2000, cuando tomó las riendas del Recre, solo ha dirigido en el fútbol profesional, en todas las temporadas en algún equipo con breves etapas en la selección de Argelia y el Aris griego. Lleva, pues, todo el siglo en los banquillos y es un entrenador con innegable afán pedagógico y estudioso, pero la impresión es que sus mejores años ya han pasado. Sumó dos ascensos a Primera, con el Recre en el 2002 y el Murcia en el 2007, pero ha estado en hasta seis equipos que en una temporada acabaron bajando. En el Levante, en la 15-16, un año después en Granada o más tarde en el Almería y en el Zaragoza, ha salido por la puerta de atrás y tras breves etapas. Sus equipos siguen proponiendo tan poco como siempre, pero ni siquiera son tan fiables.
Con el Albacete sí logró el curso pasado un fútbol algo más agresivo que le valió la permanencia tras relevar a Ramis en la jornada 26. Eso le dio el pasaporte para renovar, una continuidad en medio de un amplio cambio en la plantilla, que se ha rejuvenecido y el equipo está acusando esa revolución, con solo un punto, ante el Oviedo, en cuatro jornadas. En La Romareda no parece que se la juegue, salvo hecatombe en la derrota, y el partido frontera de Alcaraz sería más el duelo ante el Sabadell, pero la caída del eterno técnico no parece tener freno.