<< Julia me desperto las ganas de defender aquello en lo que creo >>
OLIVIA MOLINA Actriz. Participa en ‘La valla’ (Antena 3)
— Su confinamiento debió de ser inquietante, reviviendo cosas por las que había pasado en la serie.
—La realidad para mí superaba la ficción. Fue apabullante. La rodamos con anterioridad y es una extraña casualidad que esto sucediera. Pero las distopías se basan en las amenazas que hay en el imaginario colectivo: la tercera guerra mundial, que termine la sociedad tal como la conocemos, que haya un colapso ecológico... Estos grandes hitos son los ingredientes con los que jugaba la serie. Y se cumplió: es una enfermedad incurable hasta el momento.
—Julia dice que al menos no hay ruido ni contaminación. Me suena.
– No había caído en eso. ¡Es verdad! Y decíamos para consolarnos que los animales han vuelto... Pero eso también tiene mucho que ver con mi personaje. Julia es una superviviente e intenta focalizar a lo que puede agarrarse: estamos viviendo momentos inconcebibles, pero hay aprendizajes que podemos sacar para que en un futuro no se repita.
– ¿Qué le da más miedo: el recorte de recursos o de libertades?
– Creo que van unidos. En el caso de
La valla, la escasez de recursos es un pretexto del Gobierno para garantizar la supuesta seguridad. Me encargo yo, pero impongo mis normas. Es brutal, porque es una serie futurista, pero recuerda el drama del pasado. Quiere que aprendamos de esos errores. Se reviven cosas como la guerra, las cartillas de racionamiento, el toque de queda y no poder ejercer tu profesión libremente.
– Y del presente. Aún hay vallas.
– Sí, están a la orden del día. En México, en España... La valla es una representación física de todo los que nos separa a los ciudadanos de primera y de segunda, un concepto terrorífico. Y esta valla es la que deben atravesar los personajes para lograr una convivencia que creen justa.
– Y en la que cree Julia, una mujer que hace el bien con naturalidad.
– Exacto. No es una heroína al uso. Tiene unos valores y antepone al otro por delante incluso de su seguridad, de su bienestar, con la idea de proteger, de ser solidaria. Es un personaje muy rico y se encontrará con ella misma a medida que le pasen cosas. Ha sido un rodaje realmente increíble.
– En el que también hubo mucha acción.
– Mucha, pero, sobre todo, mucha emocionalidad. Es emocionalmente muy fuerte, engancha.
– ¿Qué hay de Olivia en Julia?
–Al final es un diálogo interno constante. Uno construye desde sí mismo, pero con una distancia para no repetirte a ti misma. Porque es otra psique, otras circunstancias, otro mundo interior, otras vivencias, pero siempre hay parte de ti. Me identificaba con ella en que la familia es un bien muy preciado y su motor. Y luego Julia es muy luchadora y me despertó las ganas de defender aquello en lo que realmente creo, a atreverme a decir ciertas cosas, a estar más expuesta. Esa necesidad de que esto soy yo y lo defiendo con libertad. He aprendido mucho de ella.
– Dar vida a unas gemelas debe de ser un reto para una actriz.
– La pérdida de su hermana y la casi usurpación de su identidad era algo muy potente por explorar como actriz. Hablé con gemelos de esa relación y es alucinante. Porque están conectados por algo inexplorable que solo entienden ellos. Eso no se ve en la pantalla, porque ellas no coinciden, pero tiene que estar.
– Es la primera vez que trabaja en una serie con su madre.
– Sí, y es muy gratificante. Yo estoy en otro momento de mi vida, de una madurez, por lo que puedo comprenderla mejor y disfrutarla. Se trabaja desde una identidad muy honda y eso nos da alas a la hora de crear escenas. Pasar tanto tiempo con ella lo vivo como un regalo, porque nos llevamos muy bien.
«En la serie se reviven cosas como la guerra, las cartillas de racionamiento y el toque de queda»