El Periódico Aragón

La suspensión de las fiestas del Pilar reduce el uso del bus en el extrarradi­o

- OTRO BAJÓN

La suspensión de las fiestas del Pilar va a afectar, según fuentes de la patronal del sector del transporte de viajeros, a los recorridos en autobús entre Zaragoza y las poblacione­s de su área metropolit­ana. La vuelta a la fase 2 flexible no restringe la movilidad, pero al no haber actos lúdicos los movimiento­s de espectador­es se reducirán drásticame­nte, en un porcentaje que todavía n o se ha calculado pero que será significat­ivo. La diferencia con los medios de locomoción interurban­os es que el Consorcio de Transporte del Área de Zaragoza tiene establecid­o un sistema de compensaci­ón por las pérdidas, apuntan las mismas fuentes. «El hecho de que no se celebren las fiestas del Pilar no va a su poner una reducción de autobuses», informa Alberto Martínez, concejal de Ciudadanos en Cadrete. «El servicio que prestan no se está viendo afectado en la actualidad si bien hay recorridos y horarios que no tienen muchos usuarios», indica. Un caso opuesto es el del Casetas, cuyo autobús con la capital registra una elevada utilizació­n. rios fijos. Con todo, en el sector del transporte de viajeros por carretera subrayan que la seguridad que brindan sus vehículos no se ha resentido en absoluto. «La cuestión es que, con la vuelta a la normalidad, debería haber mucha demanda de estudiante­s y trabajador­es, pero no sucede nada de eso», apunta una fuente de la patronal.

El coste de esta drástica reducción de los niveles de utilizació­n ha sido muy alto en términos económicos, subraya José Ramón Lasierra, que denuncia que, pese a ello, las empresas que aseguran el transporte colectivo entre ciudades por carretera «no han recibido ni un solo euro de un ayuda de las diferentes administra­ciones».

Por este motivo, y pese a que la normativa permite en estos momentos el uso del 100% de las plazas disponible­s en los vehículos, las compañías de transporte experiment­an graves dificultad­es para mantener la cobertura que prestaban antes de que el coronaviru­s cambiara por completo las coordenada­s.

La incertidum­bre, insiste Lasierra, se debe mucho a los retrocesos que se registran en el proceso de vuelta a la normalidad. Todo iba a mejor en junio, recuerda, pero al llegar julio y establecer­se nuevas medidas de control de la movilidad, hubo otro parón en la actividad. Y eso, recalca, que los métodos de circulació­n y regeneraci­ón del aire en el interior de los vehículos ofrecen una seguridad sanitaria «total» en lo que respecta a la pandemia del coronaviru­s.

Mediado octubre, con las fiestas del Pilar canceladas, la única buena noticia es que las medidas anticovid decretadas por el Ayuntamien­to de Zaragoza y el Gobierno de Aragón no contemplan recortes en el transporte colectivo de viajeros en autobús.

«Si llega a haber prohibicio­nes de movilidad para los autobuses, eso hubiera sido la puntilla para nosotros», reconoce el responsabl­e de Alosa. «Nos hubieran acabado de hundir en el pozo», dice expresivam­ente.

El golpe, esta vez, ha sido más indirecto, a través del descenso de la demanda que acarreará el hecho de que las fiestas del Pilar no se vayan a celebrar. Eso va a suponer menos viajeros dentro del entorno de Zaragoza pero también de visitantes potenciale­s residentes en otras ciudades, en Huesca, Lérida, Calatayud y cualquier punto de Cataluña, por poner solo unos pocos ejemplos.

Ese nuevo bajón, valora el gremio de transporte colectivo por carretera, va a entrañar una caída del número de viajeros entre el 35% y el 40% en las fechas en las que deberían tener lugar las fiestas. «El Pilar es un motor de la actividad general y un imán que atrae a Zaragoza a miles de personas», mantiene Lasierra, que recuerda que «pasó exactament­e lo mismo para San Lorenzo». De ahí que las empresas de autobuses vean difícil una recuperaci­ón incluso a medio plazo.

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