Mostró su peor cara, pero el club y Baraja tuvieron claro que el central podía volver a su nivel
Apostó Rubén Baraja a su llegada por recuperar la mejor versión del Pichu Atienza, hablando con el central cordobés, lo mismo que había hecho antes el club, mostrándole su apoyo y pasando página a lo sucedido en la recta final de la temporada pasada, cuando el zaguero, como todo el equipo, ofreció un nivel mucho más bajo, subrayado en su caso por errores que costaron goles y que le pusieron en el ojo del huracán para una parte de la afición, que no iba a La Romareda pero que señalaba los fallos del defensa, desconocido en sus prestaciones. Totalmente desconocido. Contra todo ello se ha levantado Atienza, que vuelve a emitir buenas sensaciones, infinitamente más fiables, contando que la apuesta de Baraja favorece sus condiciones, ya que los centrales juegan menos expuestos que con Víctor.
En Atienza, tanto en el Reus como en el Numancia, quedó patente la sobriedad de un defensa expeditivo en el corte y que va bien por alto, aunque sufra algo más campo abierto. Lalo lo fichó en el verano del 2019 como gran apuesta, con 450.000 euros a pagar en tres años al Numancia, para liderar la zaga, sabiendo que a su oficio le sumaba también voz sobre el césped y en el vestuario. Atienza, hasta el
En clara mejoría
Tras el parón
confinamiento, cumplió bien con esa labor. Estuvo dos meses lesionado en la rodilla, en noviembre y diciembre, y le salpicó el caso Oikos, pero su nivel general fue bueno, mucho mejor en los primeros meses del 2020, cuando tan bien le sentó la compañía de El Yamiq.
Sin embargo, el parón y los tres meses sin fútbol por la pandemia devolvieron a un Atienza desconocido, en una caída que empezó en el primer partido, ante el Alcor