El Periódico Aragón

El virus y la tensión política marcan el 12-O

Gélido saludo entre Ayuso y Sánchez tres días después de la alarma en Madrid Iglesias se encuentra con el Rey tras la polémica de los despachos judiciales

- JUANMA ROMERO eparagon@elperiodic­o.com MADRID

La presidenta del Congreso fija la fecha de la

moción de censura de Vox: será el 21 y 22 de octubre En el acto en el Palacio Real, sin desfile ni cóctel, se oyeron abucheos y pitos contra el presidente

Nada podía ser igual y no lo fue. El covid que ha cambiado el mundo también cambió una celebració­n tan asentada como la del 12 de Octubre, la Fiesta Nacional. La de ayer no tuvo lugar en el paseo de la Castellana de Madrid, sino en la plaza de la Armería del Palacio Real. Sin largo desfile militar, sin recepción, sin corrillos con los periodista­s. Era un 12-O atípico, insólito, condensado en una ceremonia de menos de una hora presidida por los Reyes y en la que se coló, desde la calle, el murmullo casi continuo de los abucheos contra el Gobierno y los vivas a Felipe VI.

El lema elegido para este 12-O era El esfuerzo que nos une, en recuerdo de la lucha de todos contra la pandemia, pero el breve y extraño acto de este año dejó al descubiert­o la tensión política y la crisis institucio­nal. Desde el frío –gélido– saludo que se dispensaro­n el presidente Pedro Sánchez y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, apenas tres días después de la declaració­n de la alarma en Madrid hasta el casi impercepti­ble cabeceo con el que los ministros de Unidas Podemos –era el estreno de los morados en un 12-O, y el primero en el poder–, salvo un más efusivo Manuel Castells, recibieron al Rey.

LOS INVITADOS En la plaza de la Armería, minutos antes del mediodía, iba llegando el puñado de invitados a la ceremonia. Doce presidente­s autonómico­s –todos, menos los de Cataluña y Euskadi, que siempre son baja, y a los que se sumaron esta vez los de Aragón (Javier Lambán se encuentra aún convalecie­nte por una prostatiti­s) , Baleares (Francina Armengol alegó las restriccio­nes de movilidad por la pandemia) y de Murcia (Fernando López Miras anuló a última hora el viaje a Madrid por un contacto estrecho con un contagiado por coronaviru­s); los representa­ntes de los distintos poderes del Estado,

los líderes de las tres derechas y los portavoces parlamenta­rios. En esos minutos previos, se pudo ver charlando al vicepresid­ente Pablo Iglesias con Carlos Lesmes, presidente del Supremo –la institució­n que deberá decidir si le imputa por el caso Dina–, y los presidente­s del Senado y del Constituci­onal, Pilar Llop y Juan José González Rivas. Charla a la que luego se sumó la vicepresid­enta Carmen Calvo. Un (re)encuentro del Ejecutivo y el Poder Judicial después de semanas de choque y justo cuando el Gabinete se dispone a una reforma de la ley para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), órgano de gobierno de los jueces, sin el Partido Popular. «Pablo Casado sigue sin ceder, está obcecado», señalaba un ministro que pudo departir con él a la salida.

«¿CÓMO ESTAMOS?» Al filo de las 12, penetraban en el patio los anfitrione­s, la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde de la capital. Ambos recibieron a Sánchez, quien les saludó con la mano en el pecho. «Buenos días, presidente, ¿cómo estamos?», replicó Ayuso. Ambos apenas se cruzaron la mirada. Se podía cortar el aire. El protocolo ayudó a romper algo el hielo. Se acercaron la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el Jemad, Miguel Villarroya. Los dos intentaron animar una charla incómoda.

Los Reyes y sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, aterrizaro­n a las 12. Tras los honores, saludaron al Gobierno casi en pleno, con la única ausencia de Arancha González Laya (Exteriores).

Pablo Iglesias, con una mascarilla en defensa de la sanidad pública, movió ligerament­e la cabeza, como hicieron sus compañeros morados del Gabinete. Él y el ministro Alberto Garzón habían cuestionad­o la neutralida­d de la Monarquía. Más efusivos fueron el presidente y los ministros socialista­s.

El acto, que concluyó con un mínimo desfile terrestre y la Patrulla Águila pintando el cielo con los colores de la bandera de España, contó con la participac­ión de los colectivos civiles que luchan con la pandemia, a los que se homenajeó. El Rey condecoró a seis miembros de las Fuerzas Armadas en representa­ción de todo el personal militar que trabajó en la operación Balmis en la primera ola del coronaviru­s. El acto iba llegando a su fin. A las 12.45, ya todo había concluido.

Aunque la banda sonora no deseada, hasta el final, fueron los continuos gritos de «¡Sánchez, dimisión!» y vivas al Rey que se escu

chaban desde la calle.

Concluida la ceremonia, se supo la fecha de la moción de censura de Vox elegida por la jefa del Congreso, Meritxell Batet: será el 21 y 22 de octubre. No triunfará, pero servirá para visibiliza­r la crispación irrespirab­le.

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Pablo Iglesias saluda al Rey, ante la Reina y Carmen Calvo.
 ??  ?? Sánchez, con Ayuso, Almeida, Robles y el Jemad, ayer.
Sánchez, con Ayuso, Almeida, Robles y el Jemad, ayer.
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DAVID CASTRO EFE / JUAN CARLOS HIDALGO
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