El coronavirus agujerea la burbuja del Giro de Italia
El Jumbo de Kruijswijk y el Mitchelton abandonan la carrera el día que Sagan se lleva el triunfo
El Giro quedó tocado ayer al conocerse los resultados de las 511 PCR efectuadas durante el domingo y el lunes que aportaron ocho positivos por covid-19, entre ellos los de los ciclistas Steven Kruijswijk, uno de los favoritos, y de Michael Matthews, antigua maglia rosa y jersey verde del Tour. Dos equipos al completo, el Mitchelton australiano y el Jumbo neerlandés, con afectados entre sus filas, abandonaron una ronda italiana que se quedó solo con 146 unidades, dos semanas de carrera y el temor a que el virus atormente a la prueba hasta Milán.
La perfecta burbuja creada en el Tour fue agujereada en un Giro que suavizó las medidas (con unos equipos que se habían relajado muchísimo) y que ahora solo tiene como consigna llegar de la manera que sea hasta Milán. «El riesgo de no hacerlo es en estos momentos cero», defendió Mauro Vegni, director del Giro, que a partir de ahora endurecerá las medidas anticovid después de ver las orejas al lobo. Hoy serán analizados de nuevo los equipos con personas contagiadas y el jueves se someterá a todo el pelotón a nuevas pruebas para descartar una infección colectiva en un Giro que a partir de ahora rodará entre las llamas de la pandemia con unas nuevas medidas que se espera no hayan llegado tarde. Y todo esto se produjo a una semana del inicio de la Vuelta, que ayer decidió cerrar al público todos los puertos que son final de etapa y lanzar el lema ‘Quédate en casa’.
Mientras todo ello ocurría, se desarrollaba la etapa. ¿Hay algún vasco al que no le guste la lluvia?
Desde luego Pello Bilbao seguro que no. ¿Llovía en el Giro? ¿Llover? ¡Diluviaba! Parecía que el cielo se desplomaba sobre las cabezas de los corredores que daban vueltas alrededor de Tortoreto, una ciudad que vive del turismo de playa cuando hace calor y el único agua que se ve es la salada del mar Adriático. Con y sin covid era imposible ubicarse en las cunetas y un peligro tocar el freno, aunque fuera de disco, sobre la bici. Y en eso, en uno de los descensos tras las cuestas cortas pero explosivas, Bilbao atacó. Lo hizo con valentía, para que todos se dieran cuenta de que no está situado en la tercera plaza de la general por casualidad y que va en serio en este Giro.
Nadie osó seguirlo y hasta fue una lástima para él que instantes antes de su demarraje a Pozzovivo, con ganas de liarla, se le escacharrara la bici, porque los dos juntos en ofensiva habrían conseguido enlazar con Peter Sagan, el héroe del día, y hasta habría sido posible que Bilbao obtuviera la recompensa de la maglia rosa que sigue llevando Joâo Almeida.
Era una de esas típicas etapas diseñadas con acierto, tipo Vuelta al País Vasco, sin subidas exageradas, pero con repechos continuados y bajadas que solo favorecían
El eslovaco llevaba más de un año sin ganar y aprovechó la jornada accidentada
a ataques como los de Bilbao y a una fiesta ciclista por todo lo alto, a pesar de una lluvia convertida en diluvio universal.
Fue el gran día de Sagan, que llevaba más de un año sin ganar, que necesitaba volver a sentirse rematador, demasiados segundos puestos, muchas veces derrotado en los esprints. Así que ideó una táctica diferente. Buscó una jornada accidentada para colarse en la escapada y después dejar petrificados a sus acompañantes en un repecho. Ver para creer. Sagan se acababa de convertir en una especie de escalador que se iba en busca de la meta para ganar en solitario. Pero los ojos estaban también pendientes de Bilbao, que abría hueco y hasta se colocaba casi en tiempos de líder de la carrera cuando llegó la reacción. Bilbao fue décimo y sigue tercero a 43 segundos de Almeida.