Conviene pensar
La facultad de pensar es un don de Dios al ser humano, y si no lo usamos puede convertirse en atrofia fatal. La mayoría de las veces el éxito supone el ejercicio de nuestras facultades superiores, la inteligencia y la voluntad; y no la buena o mala suerte. Conviene pensar, es el distintivo esencia de nuestra naturaleza humana. La realidad que palpamos es que hay personas para quienes los sentidos son la única fuente de vida y de trabajo: ver, oír, palpar, gustar, oler: vida sensitiva. ¿Pensar? Que piensen otros… Los sentidos tienen su vida, pero no es la única vida, como no es fuente de conocimientos. La persona debe dar «al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Quiere decir esto que, usar los sentidos para las realidades materiales, y el discurso para las realidades espirituales: para pensar y para querer. Pensar es buscar profundidades en las cosas, sin detenerse en la superficie de ellas. Y hay que querer, el corazón entre otras cosas, está hecho para amar, para querer al prójimo. Alberto Lista, en El triunfo de la Tolerancia, diemplea ce: «Hombres, hermanos sois, vivid hermanos». Menéndez y Pelayo, a esta obra la califica de «masónica oda». Sea o no sea masónica, encaja con el mandamiento divino del amor universal: amar a Dios y al prójimo. Y por amor al prójimo, es ejemplo la jota baturra de Alberto Casañal que dice así: «Se paró a pedir un probe a la puerta de mi casa y le dije: entra si quieres y partiremos lo que haiga». Seguramente no acudirá a nuestra puerta un pobre, pero muchos necesitados acuden a Cáritas, y ahí nosotros podemos entregar algo de lo que tenemos, y no solo ropa vieja ¿eh? Que por cierto también esa ropa Cáritas la