Francia decreta el toque de queda en París y ocho ciudades más
La medida se aplicará de 21.00 a 6.00 horas y durará de cuatro a seis semanas Las personas que no respeten la norma se enfrentarán a una multa de 135 euros AAA
Francia impondrá un toque de queda de 21.00 horas a 6.00 horas a partir del sábado en las regiones más afectadas por la epidemia de covid-19. La medida, anunciada después del decreto del estado de emergencia sanitaria por el Gobierno, tiene como objetivo reducir los «contactos privados» y durará entre cuatro y seis semanas. París, así como toda la región de Îlede-France, Lille, Rouen, SaintEtienne, Toulouse, Lyon, Grenoble, Marsella y Montpellier deberán someterse a la nueva normativa.
El objetivo de la restricción es «poner fin a todo lo que ha causado la propagación del virus en estas regiones, es decir, reuniones privadas, fiestas, cumpleaños, aniversarios […] en los que se reúnen entre 50 y 60 personas, noches de fiesta […] porque son vectores de la aceleración del virus», explicó Emmanuel Macron en una entrevista televisada. Limitar este tipo de encuentros es «jurídicamente imposible», reconoció esta misma semana su primer ministro, Jean
Castex. La medida pondrá freno de forma indirecta a este tipo de reuniones, convertidas en verdaderos focos de contagio.
Según el mandatario, no es una «prohibición», sino una «limitación», confirmando que se crearán certificados para justificar los desplazamientos. Las personas que no respeten la nueva normativa se enfrentarán a una multa de 135 euros.
El toque de queda, una medida «proporcionada» según el presidente, afectará de manera inevitable a restaurantes, bares y teatros, obligados a cerrar a partir de las 21.00 horas. Consciente de los efectos económicos colaterales, Macron anunció la «reactivación del sistema de paro parcial [por el que los trabajadores reciben hasta un 84 % de su salario neto de las arcas públicas] para los sectores afectados: hostelería, cafés, restaurantes, turismo, eventos, cultura y deportes».
La nueva limitación coincide con las declaraciones del secretario de Estado de transportes, Jean-Baptiste Djebbari, quien este martes animó a los franceses a viajar los próximos días, coincidiendo con las vacaciones escolares en Francia. Adelantándose a las críticas que apuntarían a una seria contradicción en su estrategia, Macron justificó su decisión: «sabemos que cuando estamos en espacios abiertos, podemos tomas el aire […] Así que pedirle a la gente que se quede en un apartamento y no vaya a un lugar de vacaciones sería honestamente desproporcionado, incluso contrario a la intuición».
Por ahora, los establecimientos educativos y los comercios no se verán afectados por ninguna restricción particular. «Tenemos que reducir nuestros contactos inútiles […] pero tenemos que seguir teniendo una vida social en el trabajo, donde sabemos cómo protegernos, porque ahora tenemos la normativa del uso obligatorio de la mascarilla en la escuela, en el instituto, en la universidad», dijo Macron.