‘La construcción del templo del Pilar’ vuelve a casa
El óleo, que ya luce en el Museo Goya, se llegó a atribuir al genio aragonés
El Museo Goya de la Fundación Ibercaja ha ampliado y reforzado su discurso expositivo con la adquisición de La construcción del templo del Pilar por los ángeles, un óleo sobre lienzo fechado a mediados del siglo XVIII y cuya autoría se atribuyó durante décadas al genio de Fuendetodos. La obra, catalogado ahora como una pintura «de escuela aragonesa» sin poder concretar su autor, es una copia del boceto que Antonio González Velázquez utilizó para pintar en 1752 la cúpula que corona la Santa Capilla de la basílica del Pilar. El óleo, que ya puede contemplarse junto al primer boceto que González Velázquez realizó para su trabajo en el Pilar, fue presentado ayer en el Museo Goya de Zaragoza después de su reciente adquisición por parte de la Fundación Ibercaja.
Tal y como destacó el catedrático de Historia y presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, Domingo Buesa, la compra ha impedido que esta obra de fuerte entronque aragonés haya acabado en otro país, un riesgo «real» a su juicio. «Debemos felicitarnos porque, cada vez que recuperamos patrimonio, recuperamos historia, identidad y futuro», dijo Buesa, que subrayó que recordar la historia es «la mejor forma de construir futuro». En este sentido, destacó que el objetivo era que el cuadro «volviera al territorio aragonés, donde fue pintado y trabajado».
Para el historiador, que el óleo sea o no de Goya es algo que «ya no nos importa tanto». «La obra hay que valorarla sobre todo por su significado artístico y su calidad y las pinceladas de esta son preciosas y precisas; además presentan un tratamiento de los colores que parece un manifiesto del arte rococó», indicó Buesa en la presentación.
La obra perteneció al Conde de Fuentes en Zaragoza, gran mecenas del arte aragonés, como todos los miembros de la familia Pignatelli. «Todo hace pensar que Ramón Pignatelli lo exhibió en sus salones», apuntó Buesa. Sus descendientes lo vendieron a Clemente Velasco, gran coleccionista que contaba con otras obras de Goya.
Tal y como explicó ayer Buesa, fue el profesor Wilfredo Rincón, responsable de Historia del Arte del Centro Superior de Investigaciones Ciéntíficas, quien advirtió en su día de que la obra había salido a la venta catalogada como una pintura del hijo de González Velázquez. «Fue entonces cuando la Fundación Ibercaja inicia una negociación para evitar que pasara a manos desconocidas», indicó.
El lienzo fue incluido como obra de Francisco de Goya en una monografía publicada por el profesor José Luis Morales y Marín en 1990. Y así se consideró durante años hasta que en el 2001 se realizó un estudio de los materiales del cuadro que precisó su cronología a mediados del siglo XVIII, quedando catalogado como de escuela aragonesa y autor anónimo. «Cuando se realizó, Goya debía de tener unos ocho años», señaló Buesa, que apuntó que el boceto de González Velázquez debió ser copiado por distintos pintores aragoneses del momento que se disponían a pintar al fresco.
La obra, adquirida por Ibercaja, es una copia de la cúpula que González Velázquez pintó en la Santa Capilla
En la obra, un ángel señala al apóstol Santiago la construcción de la Santa Capilla y sobre ellos otros ángeles portan el sagrado pilar que, según la tradición, dejó la Virgen. El cuadro ya pudo verse en Zaragoza porque formó parte de la exposición El Pilar es la Columna. Historia de una devoción, celebrada en La Lonja a finales de 1995.
En la presentación del óleo participaron también la directora del Museo Goya, Rosario Añaños, y el presidente de la FundaciónIbercaja, quien subrayó que esta obra del siglo XVIII demuestra la importancia que tuvieron en Aragón la Ilustración y el Siglo de las Luces.
Por su parte, Añaños destacó que el cuadro también da pistas de cómo se trabajaba en la época, ya que en él se pueden ver dos maestros cantareros ayudados por los ángeles, así como obreros con sus utensilios y un arquitecto dibujando lo que está viendo de la Santa Capilla.