«Daba 600 comidas y ahora no hay reservas»
La resignación preside el semblante de Pedro, que atiende a unos cuantos vecinos que no han faltado a su cita con el vermú en el barrestaurante LaLola, uno de los más concurridos de Alcañiz cada vez que hay Gran Premio. Pero, esta vez, el restaurante está vacío y así seguirá durante toda la jornada. «Dábamos 500 o 600 comidas y era un ir y venir constante desde por la mañana. Ahora, sin embargo, no hay nadie y ni siquiera hay reservas. Serviremos al que venga. La verdad es que lo esperábamos», admite el gerente del recinto.
Porque, para Pedro, el objetivo estaba claro. «Se buscaba que el campeonato pudiera celebrarse y la continuidad para poder firmar la ampliación del contrato para más años, pero a nivel de restauración ya sabíamos que no iba a haber nada. Apenas algún grupo de moteros con la excusa de pasar el día por aquí y poco más. Esto es lo que hay», reitera.
Pedro entiende que las extremas medidas de seguridad obligan a esperar tiempos mejores. «La puerta cerrada y el control bestial en el circuito hacen que los que están allí prácticamente no salgan de su entorno y es normal porque se juegan el campeonato» y lamenta que las previsiones inmediatas no sean más halagüeñas. «La próxima semana hay Gran Premio otra vez y a la siguiente se celebra el campeonato de turismos por primera vez, lo que habría sido una bomba en condiciones normales, pero no queda más remedio que resignarse y resistir».
A todo ello se unen la ampliación de las restricciones que el Gobierno aragonés aplicará a la hostelería en las próximas horas. «Tenemos el hacha encima con ese asunto también. Se nos está juntando todo y son tiempos difíciles, pero no queda otra que aguantar».