«El impacto es brutal, solo se oye el silencio»
Justo en el centro de Alcañiz, la Oficina de Turismo de la localidad es testigo de excepción, cada año, de la ebullición de la ciudad cuando las motos se apoderan de todo. Las barras toman la zona y la plaza se queda pequeña ante el aluvión de visitantes. El panorama en esta ocasión es radicalmente distinto. «Impacta el silencio y ver las calles vacías sabiendo que hay actividad a unos pocos kilómetros de distancia, pero el operativo en el circuito está presidido por las medidas de seguridad y apenas circulan motos por la ciudad», expone Ana Rosa Llop desde una Oficina de Turismo vacía. «El volumen de visitas es como el de un fin de semana normal y, seguramente, cuatro o cinco veces menor que otros años».
Nada escapa al vacío.
Restauración, talleres o gasolineras se unen a la lista de principales damnificados por la puerta cerrada, también más allá de Alcañiz. «Afecta también al resto de comarca y a otras como el Matarraña o la propia Zaragoza, que también acogía a muchos visitantes sin sitio aquí o en los alrededores», subraya Ana Rosa, que apenas ha atendido a veinte personas durante toda la mañana del sábado. «La gente entraba con la intención de preguntar de cara a hacer turismo cultural en otra visita posterior, pero hoy es un sábado cualquiera. Todo es como un fin de semana normal y corriente y ni se aprecia que haya semejante evento».
Así que la doble celebración del Gran Premio apenas aporta algo de consuelo porque Alcañiz es consciente de que la situación dentro de siete días será prácticamente idéntica en todos los sectores. «Solo nos queda esperar y que se pueda ir recuperando la presencia de público. Cada año venía más gente y ahora apenas hay movimiento. Da pena», dice.