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Un historiador recupera la terrible historia de una joven de 16 años, Juana Lalana, que en el año 1628 fue violada salvajemente en Huesca por un grupo de universitarios
A primeras horas de la tarde del lunes 4 de septiembre de 1628 la joven Juana Lalana, de 16 años, fue violada salvajemente por nueve estudiantes universitarios a las afueras de la ciudad de Huesca, cerca de un molino al que había ido a moler dos sacos de trigo del dueño de la casa en la que trabajaba.
Esta terrible historia, que ha documentada en un sumario y en unos textos de la época recuperados por el historiador oscense Carlos Garcés y publicados en la revista especializada Los Argensola, refiere que la agresiva manada de estudiantes violó, azotó y sujetó con fuerza a la menor y por turnos.
El propio historiador admite, que se sirvió del término «manada del siglo XVII» en su artículo debido a las coincidencias de este hecho con la conocida violación de una joven en las fiestas de San Fermín de Pamplona del 2016 por un grupo de cinco hombres que se autodenominaban «la manada».
La documentación oscense de los siglos XVI y XVII, época en la que la subordinación de la mujer al hombre era la expresión más común de las relaciones entre las personas, abunda en noticias de violaciones y agresiones sexuales, pero el caso de Juana Lalana es único.
Único, explica Garcés, no sólo por el hecho de que fuera una agresión grupal, sino porque puso de manifiesto las malas relaciones existentes entre las autoridades municipales y el Colegio de Santiago, un edificio adosado al Consistorio oscense, protegido por la Inquisición.
Condenado a destierro
Tras bucear por todos los documentos disponibles, el historiador pudo constatar que cinco de los estudiantes fueron apresados en un asalto de agentes municipales a este colegio, que otro se libró por disfrutar de un beneficio eclesiástico y que los tres restantes fueron enjuiciados en ausencia.
Entre los huidos se encontraba Raimundo Ribas, un joven de familia acomodada al que la joven Juana reconoció como el único que había conseguido consumar la violación y cuya sentencia fue de dos años de destierro de la ciudad.
La víctima sufrió la agresión junto a un puente sobre el río Flumen y, según sus propias palabras ante el tribunal, fue tirada
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Documentos
desconoce si fueron sometidos a juicio y cuál fue su destino final. Respecto a los tres fugados, el juicio en ausencia se saldó con la única condena a dos años de destierro de Raimundo Ribas.
«La pena de destierro, en una época en la que no existían prisiones permanentes, era habitual en este tipo de procesos, y si tenemos en cuenta que Ribas, tras forzar a Juana, se dio de inmediato a la fuga, era una condena que ya había comenzado a cumplir», destaca el historiador.
Conflictos continuos