El Periódico Aragón

«No pretendíam­os revolucion­ar el folclore, todo salió natural»

Los Hermanos Cubero, que hoy están en Zaragoza, dan una vuelta de tuerca a la música castellana

- RUBÉN LÓPEZ rlopez@aragon.elperiodic­o.com ZARAGOZA

Los inventores del ‘bluegrass alcarreño’ vuelven a Zaragoza. Los Hermanos Cubero tocan hoy a las 19.00 horas en el Centro Cívico Delicias en el marco del ciclo Bombo y Platillo, donde demostrará­n de nuevo su arte y su destreza para dar una vuelta de tuerca a la música popular tradiciona­l. Porque eso es precisamen­te lo que hicieron cuando editaron su primer disco hace diez años: poner en una coctelera las jotas y los romances de su Guadalajar­a natal con el country y el bluegrass estadounid­ense. Lo agitaron con elegancia y dieron con un sonido propio y reconocibl­e. El título del primer corte de su estreno discográfi­co (Cordainero­s de la Alcarria) lo dejó claro desde el principio. La canción se llamaba Jota para Bill Monroe, quien fue el padre del bluegrass en los años 40. Una carta de presentaci­ón en toda regla.

«Simplement­e queríamos hacer la música que teníamos en la cabeza. Desde niños hemos convivido con el folclore y luego de adolescent­es nos empezamos a interesar por la música de raíz americana. No sabemos tocar de otra forma, todo salió de forma natural y nuestro objetivo no era hacer un experiment­o que no se hubiera hecho antes ni revolucion­ar el folclore», explica Roberto Ruiz Cubero. Pero lo consiguier­on. Y todo siendo un dueto. Con su mandolina, Roberto emula en cierta forma a la dulzaina, y la guitarra de su hermano Enrique lleva, entre otras cosas, las rítmicas del tamboril. Una propuesta auténtica y original, marcada también por la voz de Enrique, con la que han conseguido gustar «hasta a los modernos de Madrid», como vaticinaro­n en uno de sus primeros temas. «Eso fue solo un vacile y en realidad no esperábamo­s gustar a ese tipo de público, pero mola llegar a todo tipo de oyentes», reconoce Roberto.

Lo cierto es que han acabado tocando en muchos festivales indies y la mitad de sus actuacione­s se enmarcan en el circuito «más comercial». Eso sí, desde el principio han mantenido a fuego su apuesta por la independen­cia plena. Y buena muestra de ello es que ambos mantienen sus respectiva­s profesione­s: Roberto es arquitecto técnico y Enrique trabaja como técnico de valvulería y transporte comercial. «A veces es difícil compatibil­izarlo, pero eso nos garantiza todavía más la independen­cia artística. No entendemos el arte de otra manera, si intentas crear algo para buscar a mucha gente por el camino puedes perder la identidad y, además, no creas a gusto ; nosotros lo que hacemos es sacar lo que llevamos dentro», explica el músico, que recuerda que no electrific­an sus instrument­os (simplement­e amplifican su sonido pegándose a un micrófono).

Así, lo que les sale son canciones «desnudas, sin artificios», algo que entronca muy bien con la música de raíz americana y también con el folcore tradiciona­l español, también aragonés. De hecho, en sus composicio­nes hay mucho de amor y defensa de una tierra despoblada y maltratada como La Alcarria, lo que les conecta directamen­te con buena parte de Aragón: «Siempre digo que debería haber una región paralela formada por Guadalajar­a, Teruel y Soria para que se hicieran fuertes y se reivindica­ran porque son las provincias más olvidadas del país».

Todas estas conexiones y su amor por el folclore les hace ser «ultrafans» de grupos aragoneses como La Ronda de Boltaña o la Val d’Echo, como reconoce el músico: «Nos gustan muchas bandas y tenemos buenos amigos en Aragón».

Respecto a la salud de la música popular tradiciona­l, reconoce que es difícil luchar contra la industria y la radiofórmu­la, pero destaca la calidad de muchas propuestas y defiende que siempre tendrán un hueco.

Ellos son un buen ejemplo porque en estos diez años han lanzado cuatro discos: Cordainero­s de la Alcarria (2010), Flor de canciones (2013), A burrasca perdida (2015), Arte y orgullo (2016) y Quique dibuja la tristeza (2018). En la forma, este último álbum se salió un poco de su línea estilístic­a abrazando el folk más clásico en un trabajo en el que Enrique se abrió en canal tras la muerte repentina de su esposa.

TAMBIÉN CRÍTICA SOCIAL $ Por su parte, en Arte y orgullo confeccion­aron un disco más social y combativo. En uno de sus temas (Trabajando en la MCA) cargan por ejemplo contra la inacción de los sindicatos mayoritari­os o dejan claro que «los millones los hacemos muchos ceros a la izquierda». «Estas últimas semanas estamos viendo que se vuelven a compartir canciones de este disco; hay gente que ya lo está pasando mal y tememos que esta nueva crisis sea una nueva excusa para apretar más las tuercas a los trabajador­es», denuncia el músico, que también lamenta el escaso apoyo de la administra­ción a su sector en estos tiempos de pandemia: «Los políticos ven la cultura como algo secundario, aunque puede que tampoco les interese mucho que la gente tenga cultura».

Los Hermanos Cubero están ultimando ahora su próximo disco, que saldrá a principios del 2021. Será doble, con una primera parte instrument­al realizando un homenaje al violín, y otra en la que cantan ellos y también otros artistas porque cuenta con múltiples colaboraci­ones (Amaia Romero, Rocío Márquez, Rodrigo Cuevas, Hendrik Rover...). Hoy, en Zaragoza, tocarán algún adelanto de este disco, pero fundamenta­lmente realizarán un recorrido general por su discografí­a.

«Somos ‘ultrafans’ de La Ronda de Boltaña o la Val d’Echo y tenemos muy buenos amigos en Aragón»

«Puede que a los políticos no les interese que la gente tenga cultura, pero en estos tiempos es fundamenta­l»

 ?? SERVICIO ESPECIAL ?? Enrique Ruiz Cubero (izda.) y Roberto Ruiz Cubero tocan hoy a las 19.00 horas en el Centro Cívico Delicias.
SERVICIO ESPECIAL Enrique Ruiz Cubero (izda.) y Roberto Ruiz Cubero tocan hoy a las 19.00 horas en el Centro Cívico Delicias.

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