Doble examen
Sánchez entrará al cuerpo a cuerpo con el líder de Vox
El presidente prevé dar la réplica en una sesión que el PSOE ve como un regalo
«Nos da gasolina». Hay poca duda en el Gobierno y en el PSOE. La moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez, que arrancará este miércoles, es una poderosa munición para el Ejecutivo. Porque ayudará a cohesionar a los dos socios de la coalición y también, calculan todas las fuentes consultadas, a reagrupar a la mayoría de investidura. Sin descartar que incluso impulse el pacto para los Presupuestos Generales del Estado (PGE). En suma, una bendición del cielo, aunque también entrañe riesgos, siquiera mínimos, para el presidente.
Aunque en la Moncloa se debatió cómo afrontar el pleno, al final se ha concluido que debe ser Sánchez quien replique a Santiago Abascal. A última hora de ayer domingo, cuando continuaban las reuniones y los contactos del equipo del líder socialista para preparar el pleno, la previsión era esa: que el jefe del Ejecutivo salga a la tribuna de oradores del Congreso para entrar en el cuerpo a cuerpo con el presidente de la formación ultra, según indicaron todas las fuentes gubernamentales consultadas. También Mariano Rajoy contestó a Pablo Iglesias y al propio Sánchez en las mociones del 2017 y 2018.
En principio, el candidato de Vox solo se encontrará, desde el Ejecutivo, con la única respuesta de Sánchez. No se ha programado, por ahora, que otro ministro confronte con Abascal, aunque todo dependerá de la dinámica de la sesión. Tampoco está previsto que Sánchez, que como cualquier miembro del Gobierno puede tomar la palabra en todo momento y sin límite de tiempo, responda a los grupos. La siguiente réplica que hallará Vox del PSOE será la de su portavoz, Adriana Lastra, el jueves, en la segunda jornada de debate. El patrón, por tanto, será semejante al de la censura que ganó Sánchez.
El «Sálvame parlamentario», «el acto de propaganda de la ultraderecha en el hemiciclo, que no sirve para nada porque no ganará y que solo pretende ganar repercusión en los medios» –así define
El debate ayudará a agrupar al bloque de investidura y quizá facilite las cuentas, confían algunos dirigentes
la moción uno de los altos cargos del Ejecutivo–, sí es visto como una oportunidad para los socialistas. «Nos servirá para coger impulso», avisan en Ferraz.
«ANTIPOLÍTICA» Una especie de punto y aparte que ayudará a la coalición a tomar oxígeno de cara a la prueba verdaderamente clave, la de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que se presentarán la próxima semana, porque el acuerdo de PSOE y Unidas Podemos ya está casi cerrado al 100%. De ahí que haya dirigentes que interpreten que la moción puede acabar de decantar la balanza y de atar los apoyos a las cuentas del Estado, ecuación en la que en principio no estará Ciudadanos. «A los nacionalistas les da pavor Vox, de modo que con discursos tan polarizados hay más posibilidad de encuentro con la mayoría de la investidura, si salen de su paradigma identitario», valora un diputado.
Sin embargo, otras fuentes ponen más distancia y no ven tanta «relación» entre la censura y los PGE. El Gobierno tiene, pues, una posición cómoda en este debate, ya que la «violencia verbal» que espera de la ultraderecha «cohesiona» a la mayoría de la investidura y puede movilizar al electorado progresista. «Ojalá sucediera una semana antes de unas elecciones», ironiza un alto mando del Ejecutivo. Otra veterana dirigente considera que también hay que medir con cuidado el impacto, porque «el relato de Vox tiene su audiencia que alienta la antipolítica». «Y hay demasiada gente sufriendo», apostilla.
El «problema», convergen todos los consultados, lo tiene el PP. Sánchez ya equiparó el pasado miércoles en el Congreso (de nuevo) al líder de los populares con el jefe ultra: «Señor Casado, señor Abascal, veo que hay un poco de coordinación en sus preguntas».
En las alturas del Ejecutivo y del PSOE asumen que Pablo Casado tiene «muy difícil» gestionar la moción, como sintetiza este cuadro: «No puede quedarse corto ni pasarse de frenada. Cuando ganamos las primarias [en el 2017], se zanjó el debate de la hegemonía en la izquierda, pero esa lucha en la derecha no está resuelta. El PP no ha ganado la batalla aún. Ojalá la gane».