La cruda realidad
La primera parte desnudó al Zaragoza, que confirmó la debilidad de sus cimientos en el medio y en las alas La defensa tampoco salió bien parada y reveló claros agujeros
Ante Las Palmas o el Albacete, el rival gobernó el medio, en la primera parte lo hizo aún más el Málaga
Larra y Zanimacchia no dan soluciones en la banda y Bermejo llama a gritos a la titularidad
Hasta la fecha al Real Zaragoza el viento le había soplado a favor, claramente además, con goles en propia puerta de los rivales (Clau para Las Palmas), alineaciones indebidas (Alcorcón) o botines en el último suspiro (Juanjo Narváez ante el Albacete), y la sensación era que el equipo tenía más puntos que juego, que el bloque se sostenía en cimientos muy débiles, tanto en la medular como en la elección de los jugadores de banda. Hasta la seguridad defensiva de dos partidos sin encajar había que ponerla en cuarentena, con una impresión muy presente de que no era oro todo lo que relucía. Y todas las sospechas las confirmó de golpe y para mal el Málaga. Sí, el Málaga, el equipo hecho casi por completo en un mes y con un límite salarial ínfimo desnudó a los de Baraja en la primera parte y la reacción en la segunda no le alcanzó al Zaragoza para salvar los muebles.
En este sentido, el partido desvela la cruda realidad de este Zaragoza aún por hacer, tanto en el dibujo como en la elección de jugadores, aunque en algunos puestos, como el centro del campo el problema tiene casi imposible solución con los jugadores que ahora mismo hay en la plantilla. Ante Las Palmas y contra el Albacete ya se tuvo clara la sensación de que el rival gobernaba el medio, incluso el equipo canario lo hizo en inferioridad numérica tras la expulsión de Lemos. El Málaga, que acumuló a Ramón y a Luis Muñoz por delante de una zaga con tres centrales ahogó por completo a Ros y a un Eguaras que sigue en modo diésel y que no da soluciones con el balón. No lo hizo salvo en el tramo final ayer.
También Baraja le tiene que dar una vuelta a los costados, mucho más para superar una defensa de cinco como la del Málaga. Ni Larra metiéndose para dentro ni Zanimacchia a pierna cambiada han cumplido. De hecho, han estado francamente mal en los dos últimos partidos. Ni han sido profundos ni han generado juego entre líneas, aunque lo segundo no está entre su virtudes. Sí que lo tiene Bermejo, que a gritos golpea la puerta de la titularidad y Narváez cayendo en el ala zurda ofrece más peligro que el italiano.
Pep Chavarría, que jugó en ese interior zurdo ante Las Palmas y en el tramo final frente al Albacete, se fue ayer al banquillo en una decisión inexplicable y el nivel del Toro si no le suministran balones al área solo puede ser bajo. El Zaragoza mejoró con más talento arriba, con Bermejo y Narváez en los costados, con Papu, milagrosamente enchufado ayer, y Vuckic arriba y con Adrián junto a Eguaras. Juntar la calidad es buena solución, sin duda.
Y resta la defensa. Parecía firme en el eje, aunque lo fue más por la escasa propuesta de los enemigos anteriores. Pichu ha mejorado, pero sufre a campo abierto como ayer con Pablo Chavarría y su dupla con Guitián se descose en algunos balones aéreos. Pasó ante el Albacete (Zozulia o Tomeu Nadal) y se repitió en el gol de Chavarría. Parece que llega la hora de Jair. Eso sí, la cruda realidad no desnudó a Cristian. Sigue a un nivel tan bajo como en los anteriores partidos de esta Liga.